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MARÍA PEÑA-WASHINGTON
La Casa Blanca, acorralada tras el fracaso en el Senado del plan de ayuda del motor, estudia ahora usar parte del paquete de rescate de Wall Street para evitar el derrumbe estrepitoso de los tres grandes fabricantes de automóviles de EE UU. El plan de 14.000 millones de dólares que aprobó la Cámara de Representantes el miércoles pasado para General Motors (GM), Ford y Chrysler, quedó sepultado en el Senado debido a la oposición de los republicanos, que exigían mayores sacrificios a los trabajadores.

Ahora, la Casa Blanca afronta más presiones de los demócratas, las empresas y el Sindicato de Trabajadores de la Industria Automotriz (UAW) para socorrer a los Tres Grandes de Detroit antes de que sea demasiado tarde. La Casa Blanca y los republicanos siempre se opusieron a que el dinero para Detroit saliera del programa de 700.000 millones de dólares que el Congreso aprobó para el sector financiero, conocido por su sigla en inglés como «TARP».

Pero todo parece indicar que, con la pelota en su cancha, la Casa Blanca, ha cedido a las presiones y ahora considera «otras opciones, incluso el uso de los fondos del TARP», dijo la portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino. El Departamento del Tesoro aseguró que está «listo» para otorgar préstamos a la industria automotriz y evitar un colapso que significaría la pérdida de millones de empleos. «Estamos listos para impedir un derrumbe inmediato hasta que el Congreso inicie su nuevo período (de sesiones) y actúe para ocuparse de la viabilidad de la industria a largo plazo», dijo la portavoz del Tesoro, Brookly McLaughlin. Son señales esperanzadoras para GM y Chrysler, que afrontan una grave crisis de liquidez y una fuerte caída en las ventas, y que advierten de que la bancarrota no es una opción porque nadie compraría a una empresa en quiebra.

Ford ha dicho que necesitaría préstamos a corto plazo sólo si empeoran las condiciones del sector. En un comunicado, GM dijo que colaborará con la Administración para lograr «posibles soluciones que eviten un mayor daño a nuestra economía».

Las Bolsas vivieron una jornada de tensión con altibajos fuertes en función de si se daba o no ayuda pública al sector del motor de EE UU. La Bolsa de Nueva York logró cerrar en positivo y el índice Dow Jones de Industriales subió un 0'75%, ante la noticia de que finalmente las empresas del sector automovilístico estadounidense recibirán ayudas del Departamento del Tesoro.