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OTR/PRESS-JARTUM Miles de sudaneses se manifestaron ayer por tercer día consecutivo en Jartum en contra de la orden de arresto emitida por el Tribunal Penal Internacional (TPI) contra el presidente sudanés, Omar Hassan al Bashir, por crímenes de guerra y contra la Humanidad en Darfur.

Al grito de «Abajo con Estados Unidos» y «Abajo con el TPI», más de 2.000 personas se concentraron ante la sede de la Comisión Europea en la capital de Sudán. También se produjeron manifestaciones en mezquitas de otras partes de la ciudad, siempre con el respaldo de clérigos religiosos, que encabezan las protestas con sermones contra la actuación del tribunal.

El Gobierno sudanés se ha negado a reconocer la competencia del TPI y ha expulsado a trece organizaciones humanitarias, a las que acusa de facilitar información al tribunal de La Haya, algo que las ONG han negado.

Conflictos militares
Las organizaciones de ayuda humanitaria advirtieron de que la decisión del Gobierno de Sudán podría generar nuevos conflictos en algunas regiones fronterizas productoras de petróleo especialmente inestables donde cientos de miles de personas dejarán de recibir asistencia, como Abyei, Kordofán Sur y Nilo Azul, a lo largo de la frontera entre el norte y el sur del país.

En estas áreas se produjeron algunos de los combates más duros durante la guerra civil entre el norte y el sur que finalizó con el Acuerdo de Paz Integral de 2005.

«El impacto de las expulsiones va mucho más allá de Darfur», dijo desde el anonimato un responsable humanitario extranjero que trabaja en Jartum. Las ONG «han sido expulsadas de algunas de las zonas más devastadas por las guerras, zonas donde la gente no tiene absolutamente nada. El riesgo de un nuevo conflicto en estas áreas es real», agregó.

Otro responsable humanitario denunció, también bajo la condición de mantener su anonimato, que las expulsiones han afectado a importantes proyectos diseñados para apoyar el acuerdo de paz de 2005, que no podrán llevarse a cabo.