El presidente de Sudán, Omar al Bachir, acusado de crímenes de guerra por la Corte Penal Internacional (CPI), llegó ayer a Doha para participar en la cumbre de la Liga Àrabe que se celebrará en la capital qatarí hoy y mañana. El avión de Al Bachir, cuya presencia en la cumbre estuvo en duda hasta última hora, aterrizó en el aeropuerto internacional de Doha, donde fue recibido con un abrazo por el emir de Qatar, Hamad bin Jalifa al Zani.
La llegada de Al Bachir levantó aplausos entre los representantes de las delegaciones que se hallan en el centro de conferencias de la capital qatarí con los preparativos de la cumbre. La presencia del líder sudanés era una interrogante hasta prácticamente el último momento, ya que todavía no se ha decidido si los países árabes aceptarán rubricar una petición de Jartum para que el Consejo de Seguridad de la ONU anule la orden de arresto del CPI que pende sobre Al Bachir.
Fuentes diplomáticas qataríes dijeron que la insistencia del emir de Qatar fue decisiva para que, en última instancia, el presidente sudanés decidiese acudir a la cita, devaluada por la ausencia de líderes árabes importantes como el presidente egipcio, Hosni Mubarak. El CPI acusa a Al Bachir de cometer crímenes de guerra y de lesa humanidad en el conflicto de la región de Darfur, en el oeste de Sudán, que estalló en febrero de 2003 entre grupos rebeldes y el Gobierno de Jartum.
Desde que se anunció la orden de arresto de la CPI, el 4 de marzo pasado, Al Bachir ha hecho tres viajes fuera de su país, pero a naciones limítrofes (Eritrea, Egipto y Libia), y ésta es la primera vez que visita un país lejos de sus fronteras. Los ministros árabes pidieron ayer solidaridad regional con Al Bachir, ante la orden de arresto emitida contra él, y recordaron los riesgos que existen para la paz en Darfur a raíz de esa decisión.
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