El presidente de EEUU, Barack Obama, afirmó ayer que su visita sorpresa a Irak tiene como objeto «expresar su agradecimiento a los soldados» allí desplegados y su «extraordinario trabajo».
En declaraciones a la prensa que le acompaña, Obama indicó que aún queda mucho trabajo por hacer, pero «hemos logrado progresos políticos significativos» en Irak, donde ha dispuesto el fin de las operaciones de combate y la salida de la mayoría de los actuales 144.000 soldados allí desplegados para agosto del año próximo.
A su juicio, con la celebración de elecciones en Irak para el próximo diciembre «muchas de las cuestiones pendientes pueden empezar a resolverse».
Obama también aludió a Afganistán, la otra guerra pendiente de EEUU y para donde ha desvelado una nueva estrategia.
«Evidentemente, hemos pasado mucho tiempo intentando pensarlo para que salga lo mejor posible», explicó.
Obama llegó ayer a Irak en una visita sorpresa para saludar a las tropas y dialogar con las autoridades iraquíes, al término de una gira por Europa.
Cambio de planes
Según explicó el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, desde el avión presidencial Air Force One, el plan original había sido desplazarse inmediatamente en helicóptero a Bagdad para mantener conversaciones con el presidente y el primer ministro iraquíes, Yalal Talabani y Nuri al Maliki, respectivamente.
El mal tiempo y la falta de visibilidad, no obstante, obligaron a cambiar los planes, por lo que Obama se desplazó por carretera a la base aérea estadounidense Camp Victory.
Allí se reunió con el comandante de las tropas estadounidenses en Irak, general Ray Odierno. Durante su estancia, también saludó a los soldados y participó en una ceremonia para imponer diez medallas al valor.
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