Obama, junto al presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, ofreció unas declaraciones tras su encuentro con sus principales asesores económicos.

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TERESA BOUZA-WASHINGTON

Sus declaraciones se produjeron al término de la reunión que tuvo con la plana mayor de su equipo económico y un día después de que uno de sus principales asesores en la materia, Lawrence Summers, dijese que hay numerosas señales anecdóticas de que la crisis pierde intensidad.

Positivo

El inquilino de la Casa Blanca mencionó como positivo que el crédito haya vuelto a fluir hacia las pequeñas empresas y el aumento en los niveles de refinanciación de viviendas. Recordó, además, que los contribuyentes estadounidenses empezarán a recibir este mes los cheques fruto de los recortes fiscales aprobados por su gobierno, lo que permitirá que haya más dinero circulando en la economía.

Aun así, reconoció que queda «mucho trabajo por hacer» y subrayó que el país sigue destruyendo puestos de trabajo. Los últimos datos oficiales, correspondientes al mes de marzo, sitúan la tasa de desempleo en el 8'5 por ciento, un dato que según los expertos podría trepar hasta el 10 por ciento para finales de este año. «La gente se encuentra en una situación difícil», afirmó Obama, quien anunció, sin ofrecer detalles concretos, que su administración adoptará medidas adicionales para capear la crisis en las semanas venideras. Sus breves declaraciones al final de la reunión con sus asesores concluyeron en un tono positivo.

Además un grupo de más de 50 economistas consultados por el Wall Street Journal adelantan que la recesión en Estados Unidos acabará en septiembre de este año, según publicó ayer el diario. Los participantes en el sondeo periódico del Journal pronostican que el crecimiento se contraerá un 5% en el primer trimestre de este año y un 1'8% en el segundo y recuperará la senda del crecimiento en el tercer trimestre cuando se espera un repunte del 0'4%.

EFE-PARÍS

Los indicadores compuestos avanzados sobre las perspectivas de la coyuntura económica en la OCDE divulgados ayer perfilan «signos de posible mejoría» en países como Francia e Italia, aunque siguen constatando una contracción en las siete grandes economías del mundo.

En el conjunto de países de la OCDE se suaviza la caída y pasa de perder 0'9 puntos el pasado enero a 0'6 puntos en febrero, una variación que no evita que mantenga su calificación de «fuerte ralentización» y lo sitúe 9'7 puntos por debajo de su nivel un año antes.

El indicador para Francia aumentó 0'1 puntos en febrero, aunque sigue 4'7 puntos por debajo del nivel de hace un año, mientras que el dato para Italia señala un incremento de 0'4 puntos, lo que lo sitúa 4'1 puntos por debajo de hace doce meses.