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MARTA HURTADO-GINEBRA A pesar de los esfuerzos de la ONU y de las renuncias que muchos países hicieron en aras de buscar el consenso, la Conferencia Mundial del Racismo, que comienza hoy en Ginebra, estará marcada por las acusaciones de antisemitismo y las insoslayables opiniones del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad.

El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, inaugurará oficialmente hoy la Conferencia de Revisión sobre Racismo, Xenofobia y Otras formas de Intolerancia, que tiene por objetivo poner al día lo acordado hace ocho años en la primera reunión de estas características, que tuvo lugar en la ciudad sudafricana de Durban.

Si no hay nuevos anuncios, 186 delegaciones participarán en la Conferencia, que han decidido boicotear Israel, Canadá, Estados Unidos, Italia, Australia y Holanda por considerar que es una cita de abierto carácter antisemita y porque contiene referencias que rechazan o eluden temas que estiman son esenciales.

Los otros 25 miembros de la Unión Europea mantuvieron anoche una reunión de urgencia para determinar su posición.
En referencia a estas ausencias, la Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Navy Pillay, dijo no comprenderlas y lamentó la decisión de estos países de no participar, especialmente de Estados Unidos, al entender que todos los puntos en conflicto han sido eliminados.

El texto borrador que debe convertirse en documento oficial fue adoptado por consenso el pasado viernes tras arduas y difíciles negociaciones.
La referencia a la «difamación de religiones» "la polémica surgida en el 2006 a raíz de la publicación de las caricaturas de Mahoma en un diario danés" que los occidentales veían como una amenaza para la libertad de expresión fue eliminada.

El texto no hace ninguna alusión al conflicto en Oriente Próximo, ni cita a Israel ni el sionismo, ni tan siquiera hace referencia a la situación de los territorios ocupados de Palestina.

«La delegación palestina fue muy generosa al aceptar retirar el párrafo en aras del consenso», aseguró Pillay.