Alrededor de 1.500 seguidores del recién reelegido Rafael Correa y de su movimiento Alianza País se concentraron ante la sede del partido en Quito, donde, con banderas, globos, camisetas y bufandas verdes, celebraron llenos de emoción la victoria de su líder.
Bajo una gigantografía con un retrato del mandatario y el lema Tú decides entre el oscuro pasado o esta revolución en democracia, que cubría toda la fachada de la casa del Movimiento País, se instaló un escenario desde el que Correa, medio afónico, no paró de saludar y sonreír.
Ayudado por el vicepresidente, Lenin Moreno; el presidente de la Comisión Legislativa, Fernando Cordero; el ministro de Defensa, Javier Ponce, y por muchos de los candidatos del movimiento que lidera, Correa sostenía una gran bandera de Ecuador que sacudía al son de la música.
Desde la terraza del edificio también asomaba una hilera de simpatizantes que ondeaban enseñas verdes del partido y que jaleaban desde la altura las consignas y proclamas de su presidente reelegido.
Jóvenes, indígenas, padres y madres con sus hijos, abuelos y abuelas seguían los acontecimientos de la tarima e incluso se arrancaban a bailar los temas que sonaban por los altavoces, bajo la mirada atenta de unos cincuenta medios de comunicación, que habían desplegado todo un operativo de cables y antenas satelitales.
En su discurso, Correa arrancó gritos de apoyo al proclamar que se va a volver «más radical que nunca» y que no va a dar «ningún paso atrás», pese a los dictados que algunos comentaristas hicieron sobre que iba a suavizar su gestión.
Entre el público se podían ver abrazos, sonrisas y, aunque la ley seca no permite beber alcohol en el día de los comicios, también algunos brindis a la salud de lo que, Alejandro Martínez, un asistente al acto, denominó como «el sueño que se ha logrado, que tanto se ha buscado y que ha reunido a tanta gente por una linda causa».
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