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La guerrilla tamil denunció ayer la muerte de 38 personas en un ataque con artillería de las tropas de Sri Lanka contra un hospital ubicado en el último reducto bajo control rebelde en el norte de la isla, donde el Ejército aseguró que 18 guerrilleros perdieron la vida.

Según la web Tamilnet, afín a la guerrilla, al menos 38 pacientes que esperaban para recibir cuidados médicos en una escuela del pueblo de Mullivaikkal, que acoge un hospital improvisado, murieron durante una ofensiva del Ejército. «Hay muchos más muertos dentro de las dependencias del hospital, pero yo sólo puedo confirmar las 38 víctimas que he visto», dijo una fuente hospitalaria citada por Tamilnet.

Además, un trabajador ceilanés del Comité Internacional de la Cruz Roja, la única agencia humanitaria con acceso a la zona de los combates, murió en un bombardeo.

«Un trabajador local de 31 años murió esta tarde dentro de la zona de conflicto por un bombardeo. Su madre también falleció», dijo la portavoz del organismo en Sri Lanka, Sarasi Wijeratne, citada por el periódico ceilanés Daily Mirror.

El Ejército ceilanés continúa con su ofensiva contra los «tigres» tamiles, que resisten junto a 50.000 civiles atrapados por los combates en una franja costera de 4 kilómetros cuadrados.

Por su parte, la ONG de defensa de los Derechos Humanos Human Rigths Watch (HRW) denunció ayer que las últimas imágenes tomadas por satélite y las declaraciones de los testigos contradicen las afirmaciones realizadas por el Gobierno de Sri Lanka, que asegura que las fuerzas armadas ya no utilizan armamento pesado en la zona de conflicto.

Fuentes locales informaron de que más de 400 civiles han muerto y más de 1.000 han resultado heridos desde el 9 de mayo como resultado de los ataques de artillería del Ejército contra la estrecha franja de tierra costera en la que que se encuentran los rebeldes. «Los brutales bombardeos contra civiles en la zona de conflicto continúan», aseguró el director de HRW para Asia, Brad Adams.