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REUTERS-ATENAS La policía griega lanzó ayer gases lacrimógenos para dispersar a cientos de musulmanes que golpearon a los agentes y les arrojaron piedras frente a la sede del Parlamento, a causa de la destrucción de un Corán por parte de un policía.

El jueves, la Unión Musulmana de Grecia informó de que durante una inspección policial en una cafetería propiedad de un sirio, un agente cogió un ejemplar del Corán de un cliente y lo rompió, lo arrojó al suelo y después lo pisoteó.

«Alá es grande»
Alrededor de 1.500 musulmanes se manifestaron en Atenas para protestar contra el incidente, gritando «Alá es grande» y portando pancartas que decían «No toquen a los inmigrantes». «Comenzaron a tirar piedras y palos contra la policía que vigilaba el Parlamento y los agentes respondieron con gas lacrimógeno y bombas de sonido», declaró un policía.

Esta ha sido la segunda protesta desde que se conoció el incidente después de que 1.000 inmigrantes, muchos de ellos de Siria, Pakistán y Afganistán, marcharan el jueves por la Plaza Omonia y causaran daños en escaparates y en cinco coches. «Queremos vivir aquí en paz, no queremos problemas pero queremos que se castigue a la policía», dijo un inmigrante ilegal egipcio que se identificó como Said.