La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del G-8 concluyó ayer en la ciudad italiana de L'Aquila con el compromiso de los líderes mundiales de donar 20.000 millones de dólares contra el hambre y con la vista puesta en una posible ampliación del club a catorce miembros.
Después de tres días de encuentros al más alto nivel, los países del G-8 (EEUU, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Canadá y Rusia) acordaron ayer la financiación necesaria para contribuir a la seguridad alimentaria en el mundo, un compromiso que llegó tras reunirse con varios países africanos.
El último borrador del documento final sobre seguridad alimentaria, promovido por el presidente estadounidense, Barack Obama, indicaba que el aporte de dinero contra el hambre sería de 15.000 millones de dólares en tres años, pero finalmente los líderes anunciaron un incremento adicional de 5.000 millones.
Los países participantes en la cumbre del G-8 se comprometieron, a lo largo de los próximos tres años a combatir el hambre en el mundo, centrando la estrategia fundamentalmente en el desarrollo de la agricultura, el fomento del empleo y la consecución de reformas políticas. En el caso de España, que ya había comprometido 1.000 millones en cinco años, anunció otros 500 millones más destinados a la nutrición infantil, así lo manifestó el presidente José Luis Rodríguez Zapatero.
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