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EFE/EPR-URUMQI

Las autoridades de la capital de la región china musulmana de Xinjiang, Urumqi, impusieron ayer de nuevo el toque de queda mientras miles de residentes abandonan la ciudad ante el riesgo de nuevos tumultos como los del domingo, en los que murieron más de cien personas. Las autoridades de Urumqi decidieron reimplantar ayer el toque de queda, que fue levantado en la medianoche del jueves tras un intenso despliegue militar para obligar a una relativa vuelta a la normalidad, pero la situación es todavía tensa.

El domingo China vivió sus peores disturbios en dos décadas, cuando una marcha de estudiantes de la etnia uigur que protestaban por el linchamiento de dos de sus miembros en el sur del país devino violenta, según las autoridades, y uigures descontrolados atacaron a civiles chinos.

Los datos oficiales indican ya que murieron 184 personas, más de mil resultaron heridas y la policía llevó a cabo más de 1.400 detenciones de uigures.

Al menos cinco mezquitas de Urumqi cerraron ayer y se animó a los musulmanes de la ciudad a asistir a las oraciones colectivas semanales en casa a la vista de los disturbios registrados el pasado domingo.

Por otra parte, el corresponsal de TV3 en China, Sergi Vicente, ha sido detenido a las 10:00 horas de ayer (hora española) cuando trabajaba en Urumqi, capital de la provincia de Xinjiang, en una jornada en la que las autoridades chinas han intentado reprimir las manifestaciones multitudinarias de los uigures musulmanes. Horas después fue puesto en libertad.