Silvio Berlusconi, en una imagen de archivo, se pregunta: «Â¿Qué harían los italianos sin nosotros?».

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El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, presionado por las acusaciones de que había mantenido relaciones con adolescentes y prostitutas de lujo, declaró ayer que «no era un santo» y se comprometió a agotar su mandato.

En sus primeras declaraciones públicas desde que los diarios publicaran cintas de audio de unas presuntas conversaciones de una acompañante y él, un desafiante Berlusconi trató de restar importancia al escándalo con una de sus características burlas.

«Hay toneladas de chicas guapas y emprendedoras ahí fuera», dijo en la inauguración de las obras de una nueva autopista en el norte de Italia.

«No soy un santo, todos lo comprenden. Espero que La Repubblica lo comprenda también», dijo, en referencia al diario de izquierda, que ha liderado las peticiones de que aclare algunos aspectos de su vida privada.

Berlusconi afirmó también que los «ataques personales» que está recibiendo no le afectan porque lo que cuenta es «la acción de Gobierno», según declaró ante la dirección de su partido, el Pueblo de la Libertad.

Hablando de nuevas obras públicas que serán inauguradas en el 2013 - cuando acaba su mandato - declaró: «Aún estaremos por aquí, porque ¿qué harían los italianos sin nosotros?».

Las páginas web de La Repubblica y de la revista semanal L'Espresso han subido grabaciones de conversaciones que dicen son entre Berlusconi y Patrizia D'Addario, una acompañante que asegura que a ella y otras mujeres les pagaron para acudir a fiestas en la casa de Berlusconi en Roma.

Aunque los comentarios de Berlusconi ofrecían una admisión no específica, parecían ser un cambio de rumbo a la hora de abordar el escándalo, particularmente después de que periódicos de todo el mundo reprodujeran las transcripciones total o parcialmente.

El lunes, su abogado Niccolo Ghedini calificó las cintas de «totalmente improbable y el producto de la imaginación» y advirtió de que sería ilegal colgarlas o publicarlas.

Aunque Berlusconi ha tratado de restar importancia a la controversia que rodea a su vida privada, las posibles ramificaciones políticas han estado al acecho en un segundo plano.

Una encuesta de opinión publicada el martes mostró que su tasa de aprobación bajó por debajo del 50 por ciento por primera vez desde que ganara las elecciones el año pasado.