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La Explanada de las Mezquitas de Jerusalén fue escenario ayer de los enfrentamientos más violentos en tres semanas entre policía y manifestantes religiosos, principalmente árabe-israelíes, y que se saldaron con al menos 30 heridos, entre ellos nueve policías y cinco periodistas, y 18 detenidos, contando a un ministro de la Autoridad Palestina y al líder del Movimiento Islámico de Israel, que a principios de mes había sido, teóricamente, expulsado de la ciudad santa.

El complejo religioso lleva tres semanas amenazado por una continua escalada de amenazas entre grupos religiosos de ambos credos y cruces de acusaciones sobre la violación del lugar más sagrado del judaísmo y el tercero del islam.

Los incidentes comenzaron con la llegada al recinto de un grupo de «extremistas judíos» (según los árabes), «turistas» según la policía, y culminaron con los enfrentamientos de ayer, con la intervención de fuerzas antidisturbios en los aledaños de la Explanada y en al menos otro barrio de Jerusalén Este, uno de los territorios anexados por Israel durante la guerra de 1967.

Batalla campal
Fuerzas israelíes dispararon granadas aturdidoras, gas lacrimógeno y balas de goma contra jóvenes palestinos, quienes, a su vez, arrojaban piedras y prendían fuego a neumáticos y contenedores, según un periodista de la agencia palestina Maan presente durante los disturbios.

De entre los detenidos destacan dos importantes figuras en el conflicto por el recinto religioso: el ministro de la Autoridad Palestina para Asuntos sobre Jerusalén, Hatem Abd Al Qader, y el líder del Movimiento Islámico, concretamente de su exhaltada Sección Norte, Raed Salah, quien en principio había sido detenido y expulsado de Jerusalén el pasado 7 de octubre.