Llegados en autobuses y furgonetas desde diferentes puntos de la capital, los manifestantes se congregaron en torno a la emblemática avenida Enguelab, escenario el pasado domingo de violentos enfrentamientos entre las Fuerzas de Seguridad y grupos opositores protestando contra el régimen. Apenas tres días después, la imagen que mostraba ayer en directo la televisión estatal era muy distinta.
Hombres y mujeres envueltos en largos velos negros, llamados chador, desfilaban por las calles del centro-sur de la capital y de otras ciudades con retratos del líder supremo de la Revolución, el ayatolá Ali Jameneí, y del controvertido presidente del país, Mahmud Ahmadineyad.
Los gritos de apoyo al líder se mezclaban con eslóganes en los que se culpaba a los adalides de la oposición, Mir Husein Musaví y Mehdi Karrubí, de los sangrientos disturbios de días pasados y de la inestabilidad política y social que atraviesa Irán desde la polémica reelección de su mandatario.
«Muerte a quienes se oponen a la Velayat-e Faquih» (nombre que designa al sistema teocrático iraní), clamaba una multitud encendida, que en algunos puntos quemó banderas de Estados Unidos e Israel, según las imágenes proporcionadas por los medios oficiales, que cifraron la participación en millones de personas.
«Musaví es el responsable de la sangre vertida».... «nos sacrificaremos por nuestro líder supremo», fueron otras de las consignas más repetidas según los medios oficiales, que dieron noticia de «masivas concentraciones» también en otros puntos del territorio nacional.
Por otra parte, la agencia de noticias estatal IRNA afirmó que dos personas que han liderado la «sedición» en Irán han huido de Teherán en dirección a una provincia del norte del país, tras lo cual Hosein Karubí, hijo del ex candidato presidencial Mehdi Marubi, dijo que su padre y el también líder opositor y ex aspirante a la Presidencia Mir Hosein Musaví siguen en la capital.
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