Ciudadanos uzbekos cavan fosas para enterrar a los muertos en los enfrentamientos en la ciudad de Osh. | Efe

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Más de 75.000 kirguises de etnia uzbeka han huido ya de Kirguizistán a Uzbekistán a consecuencia de los violentos disturbios étnicos y políticos registrados en el sur del país, según el Ministerio de Emergencias uzbeko, cuyo país ha abierto sus fronteras para acoger a los refugiados kirguises, «la mayoría mujeres y ancianos». «Hay personas heridas de bala entre ellas», asegura el Ministerio de Emergencias uzbeko.

El último balance oficial proporcionado por el Gobierno de Kirguizistán eleva a 97 el número de muertos y a 1.247 el de heridos por los disturbios.

Los disturbios de los últimos tres días en la región sur del país han tenido su epicentro en la ciudad de Osh, bastión del ex presidente Kurmanbek Bakíyev, derrocado el pasado mes de abril en una revuelta popular incitada por el actual Gobierno interino.

Además, desde la independencia de Kirguizistán, en 1991, se han producido disturbios étnicos entre la mayoría kirguís y las minorías tayika y uzbeka que viven en el sur del país, una zona predominantemente agrícola.
El Gobierno de Kirguizistán se vio obligado ayer a movilizar a ciudadanos de hasta 50 años sujetos al servicio militar ante la imposibilidad de restablecer el orden.

«Autoridad»

«No movilizaremos a todos, sólo a aquéllos con experiencia al servicio de las fuerzas del orden, familiarizadas con el uso de un arma y que gocen de autoridad», precisó el ministro de Defensa del Gobierno provisional, Ismaíl Isákov.
Además, un grupo de 150 paracaidistas de la 31 brigada de las tropas aerostransportadas del Ministerio de Defensa de Rusia aterrizó ayer en la base aérea rusa de Kant, en Kirguizistán, con el fin de garantizar la seguridad de las familias del personal militar de esa instalación.

Otra de las tareas encomendadas a los militares es garantizar la vigilancia de otras instalaciones rusas en territorio kirguís, después del agravamiento de la situación en el sur del país.