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El Ejército de Pakistán se ha volcado en las tareas de ayuda y, según los analistas, ha ganado apoyo popular desde que irrumpieron a finales de julio las inundaciones, que hoy siguen amenazando al sur paquistaní.

Las Fuerzas Armadas han desplegado a unos 60.000 efectivos por todo el país y su gestión de la crisis está siendo más popular al menos que la del Gobierno, blanco de numerosas críticas sobre todo por la ausencia del presidente del país, Asif Alí Zardari, durante los primeros días.

«El Ejército se está haciendo más popular en esta crisis, tanto por sus acciones como por la inacción del Gobierno», dijo a Efe el analista político paquistaní Humayún Khan, una opinión que suscribieron sin dudar fuentes militares que pidieron el anonimato.

Las Fuerzas Armadas, bajo mando del general Ashfaq Pervez Kiyani, renovado el pasado julio por tres años, ya habían mejorado notablemente su imagen tras las últimas operaciones contra la insurgencia talibán en el conflictivo noroeste, sostuvo Khan.

«El Ejército ya no espera la llamada del Ejecutivo para actuar. Simplemente interviene. Y deja clara la independencia de la institución. Tiene sus propios campamentos de asistencia, para recibir donaciones, con lo que viene a transmitir el mensaje de que no se debe confiar en el Gobierno sino en ellos», reflexionó.

El gobernante Partido Popular de Pakistán (PPP) de Zardari guarda una larga historia de desencuentros con el Ejército, que ha detentado durante décadas el poder político, a veces con puño de hierro.

El Gobierno, durante esta crisis, no sólo ha sido criticado a causa de la ausencia de Zardari, sino por las disputas entre las diferentes administraciones provinciales y central acerca de la gestión de la catástrofe y los fondos de ayuda.