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Dilma Rousseff, aupada por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, ganó las elecciones celebradas hoy en Brasil con un 46,79 por ciento de los votos, pero deberá disputar una segunda e incierta vuelta ante el opositor José Serra, que obtuvo un 32,66 por ciento.

La candidata del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), en su primera prueba en las urnas, se impuso con cierta holgura en las presidenciales, pero como habían vaticinado algunos sondeos no llegó a sumar la mayoría absoluta, con lo que los brasileños conocerán al sucesor de Lula el próximo día 31 de octubre, en una segunda elección.

Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), irá a una segunda vuelta por segunda vez en su vida. La anterior fue en su primera experiencia como candidato presidencial, en 2002, cuando fue derrotado precisamente por Lula.

Rousseff, quien durante toda su campaña se presentó como heredera de Lula y se valió de la popularidad del 80 por ciento que mantiene el jefe de Estado para ganar apoyos, fue sorprendida no tanto por la votación obtenida por Serra, sino por la lograda por Marina Silva, abanderada del Partido Verde (PV) y disidente del PT.

Silva se situó en el tercer lugar, con un 19,40 por ciento de respaldo, que superó en cerca de cuatro puntos porcentuales el apoyo que le atribuía la mayoría de los sondeos.

Rousseff se mantuvo por encima del 50 por ciento en las encuestas hasta hace solamente dos semanas, pero comenzó a caer debido a denuncias de corrupción centradas en Erenice Guerra, una antigua colaboradora que heredó su cargo de ministra de la Presidencia en marzo pasado.

A eso se sumó la inesperada «ola verde» que hoy se volcó en favor de Marina Silva, que fue ministra del Medio Ambiente hasta hace dos años y dimitió debido a sus divergencias con Rousseff sobre los planes del Gobierno de Lula para el desarrollo de la Amazonía.

Ante la segunda vuelta, los casi 20 millones de votos obtenidos por la ecologista serán el objetivo de Rousseff y Serra para tratar de inclinar la balanza.

El presidente del PV, José Luiz de Franca Penna, ya declaró su decisión de que ese partido apoye «decisivamente» a Serra de cara al próximo día 31, pero Silva propuso hoy, tras conocerse el resultado, que esa formación debata internamente cuál será su posición final.

La voz de la candidata puede pesar, ya que muchos de los votos logrados hoy por el PV se deben exclusivamente a ella, quien logró arrastrar a muchos disidentes del PT que en una segunda vuelta podrían resistirse a votar por el candidato del PSDB.

A diferencia de Silva, quien se pronunció inmediatamente después de que se confirmase la segunda vuelta, Serra y Rousseff mantuvieron silencio durante algunas horas.

Tras votar temprano en Porto Alegre (sur), Rousseff viajó a Brasilia, donde pasó la tarde jugando al escondite con la prensa.

En su campaña, convocaron a los periodistas primero en un hotel, después en otro y más tarde lo hicieron en el Palacio de Alvorada, la residencia oficial de la Presidencia, donde se encontraba Lula.

Energía

Tras una larga espera, los reporteros fueron invitados nuevamente a dirigirse a otro hotel, donde finalmente escucharon pronunciarse a la candidata oficialista en un breve acto en el que no se aceptaron preguntas.

«Iré a la segunda vuelta con mucha garra y energía», declaró la abanderada del PT, quien manifestó su especial agradecimiento a Lula por el «enorme» apoyo que le ha brindado en la campaña.

Según Rousseff, la segunda vuelta le dará la «oportunidad» de «detallar mejor» sus propuestas para «la erradicación de la miseria y el desarrollo del país con elevadas tasas de crecimiento».

Serra, por su parte, se mantuvo en paradero desconocido desde que votó por la mañana y encomendó su suerte a las manos divinas, al declarar que llegaría a una segunda vuelta «si Dios quiere».

Al filo de la medianoche, Serra finalmente dijo que pasó a la segunda vuelta gracias a «la fuerza del pueblo» que creyó en su candidatura y no en lo que decían las encuestas, e invitó a sus compatriotas a que lo apoyen para construir juntos «un Brasil mucho mejor de lo que ya está».

Quien no habló después de concluido el escrutinio fue el presidente Luiz Inácio Lula da Silva.