Ouattara asume así el cargo en sustitución de Laurent Gbagbo, quien se negó el año pasado a aceptar el resultado de los comicios y, en su lucha por el poder, desencadenó una ola de violencia que se ha cobrado centenares de víctimas y la apertura de numerosos procesos de investigación para perseguir a los responsables.
Grupos pro Derechos Humanos entienden que la principal tarea de Ouattara tras asumir el poder será la de restaurar a un país completamente dividido y resolver los numerosos casos de violencia, desapariciones y abusos sexuales pendientes.
Fosas comunes
Por poner un ejemplo, los investigadores de estas ONG han encontrado este mes un total de 10 fosas comunes en la capital comercial del país, Abiyán.
«El presidente Ouattara va a jurar como jefe de Estado de un país profundamente fracturado y todavía renqueante de los horrores vistos en estos últimos meses», destacó la investigadora de Human Rights Watch para el oeste de Africa.
Otro trabajador humanitario opina que Ouattara, quien ya ha dicho que pedirá al Tribunal Penal Internacional una investigación de los crímenes más graves cometidos durante los disturbios, «no debería perder ni un minuto de tiempo para sacar al país de este oscuro período gracias al uso de la Justicia, que es ciega a todo rango o afiliación».
De igual modo, la ONG CARE considera «esencial» que el nuevo Gobierno de Ouattara evite las posibles represalias que puedan tener lugar entre grupos étnicos y tribales, enemigos políticos o entre víctimas y responsables de asesinatos y otras atrocidades, según el director de la ONG en Costa de Marfil, Stephen Wallace, en declaraciones a la CNN.
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