Militares y policías yemeníes se emplearon a fondo en las últimas horas para aplastar los conatos de rebelión en las ciudades de Zinyibar y Taiz, los nuevos focos de protestas a los que se enfrenta el régimen de Ali Abdalá Saleh.
Mientras en Zinyibar, capital de la provincia de Abyan, Saleh pretende recuperar esa ciudad, que está controlada por radicales islámicos supuestamente vinculados a Al Qaeda, en Taiz se enfrenta a las protestas políticas que estallaron a finales de enero. Todo ello mientras, en Saná, continúan las manifestaciones políticas para exigir la renuncia de Saleh, en el poder desde 1990, y quien cada día tiene más fuegos que apagar.
Bombardeos
Fuentes militares dijeron que el Ejército y la aviación militar bombardearon sectores de Zinyibar, en el sur y cerca del estratégico puerto de Adén, para forzar la salida de los militantes islámicos que ocuparon esa ciudad el sábado.
La mayoría de la población de Zinyibar ha desalojado esa ciudad, cuyos edificios públicos ya han sido ocupados por radicales islámicos en otras ocasiones y que se encuentra en una provincia con fuerte presencia de Al Qaeda.
Las mismas fuentes y residentes de esa localidad dijeron que las calles se han convertido en escenario de una lucha violenta entre las tropas y los insurgentes.
A la entrada de Zinyibar, por lo menos cinco militares murieron, entre ellos un oficial, y otros trece resultaron heridos al caer en una emboscada tendida por desconocidos armados.
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