La Marina actuó «después de que se agotaran todos los canales diplomáticos y las continuas llamadas al barco fueran ignoradas», indicó un comunicado militar, y añadió que, ante su negativa a desviarse a Ashdod, «fue completamente necesario abordar el barco».
Los militares israelíes «tomaron todas las precauciones necesarias y evitaron causar daño a los activistas además de garantizar la seguridad de los soldados», según el comunicado.
Los activistas, periodistas y tripulación serán interrogados en las próximas horas por la policía israelí y transferidos a la custodia del Ministerio de Interior y la Autoridad de Inmigración para su eventual deportación tras los procesos judiciales pertinentes.
El portavoz del Ministerio israelí de Exteriores, Igal Palmor, dijo que los diez activistas y los tres miembros de la tripulación del barco serán deportados a sus países de origen «cuanto antes» dependiendo de las posibilidades de los respectivos vuelos.
Pero explicó que todos ellos tienen, sin embargo, derecho a solicitar comparecer ante un juez, al que pueden demandar permanecer en el país y, si eligen esta opción, será el magistrado quien decida en un plazo máximo de tres días si son deportados o no.
Además de los diez activistas, en el barco viajaban tres periodistas: una del diario israelí Haaretz -que no puede ser deportada- y dos de la cadena de televisión catarí Al Yazira.
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