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Los partidos políticos no han logrado elegir presidente de la República de Italia en las dos rondas de votaciones que se han celebrado en la Cámara de los Diputados y que han dejado al descubierto las divergencias internas que sufre el centroizquierda, liderado por Pier Luigi Bersani. La primera votación, de carácter secreto y que duró poco más de cuatro horas, llegaba precedida de las división que ha provocado en el seno del Partido Demócrata (PD) y de la coalición de centroizquierda la decisión de Bersani de proponer al exsindicalista Franco Marini como su candidato.

Una decisión que había sido adoptada de acuerdo con el líder del centroderecha y ex primer ministro Silvio Berlusconi, lo que ha generado una virulenta reacción y duras críticas dentro del PD y de parte del centroizquierda. En esa primera votación un total de 521 de los 999 participantes se decantaron por Marini, mientras que el jurista Stefano Rodotà, candidato del Movimiento 5 Estrellas del cómico Beppe Grillo, obtuvo 240 apoyos.

El resultado arrojado significa que además de los 162 apoyos propios de los parlamentarios y representantes de la formación liderada por Grillo, Rodotà obtuvo 78 votos más provenientes de otros grupos.

División

De estos, se estima que 45 pertenecían a los representantes del partido Izquierda, Ecología, Libertad, de Nichi Vendola, aliado de Bersani, quienes la víspera anunciaron su apoyo al jurista y su rechazo al candidato oficial del PD. El número de papeletas en blanco fue de 104 y un total de 15 fueron consideradas nulas, mientras que el resto se repartieron entre otros nombres como los ex primeros ministros progresistas Romano Prodi y Massimo D’Alema.

Tras el fracaso de la mañana y la patente división en el centroizquierda y fuga de votos demostrada en la primera ronda, el PD, el Pueblo de la Libertad (PDL), de Silvio Berlusconi, y la formación Elección Cívica del primer ministro en funciones Mario Monti, decidieron votar en blanco en la segunda ronda. Votar en blanco para elegir al presidente que debe sustituir a Giorgio Napolitano, cuyo mandato expira el próximo 15 de mayo, obedece a un alto en el camino para ganar tiempo, redefinir estrategias y en el caso del PD, elegir un candidato alternativo a Marini que concite las simpatías de todos.