«Siria no es un problema de Erdogan, es un problema de Turquía», indicó el mandatario turco, quien pidió tranquilidad y cautela. «No vamos a dejarnos arrastrar al atolladero sirio», aseguró el primer ministro turco, de orientación islamista moderada.
Detenido el cerebro
Un día tras el doble atentado con coche bomba, la policía local detuvo a nueve ciudadanos turcos que al parecer han confesado su implicación en el ataque y a los que vinculan con los servicios secretos sirios. Entre los detenidos está el presunto cerebro del atentado contra esa ciudad de unos 60.000 habitantes situada en el sur de la provincia mediterránea turca de Hatay.
«Digo abiertamente que una organización terrorista vinculada a la Mujabarat (los servicios secretos sirios) es la responsable. Uno de los nueve detenidos es el organizador del atentado», declaró a la prensa el ministro del Interior, Muammer Guler. Los responsables turcos no quisieron ofrecer más detalles sobre los detenidos, dado que la operación policial y la investigación todavía está abierta.
A su vez, Siria, negó cualquier implicación en el atentado. «Nadie tiene derecho en Turquía a difundir acusaciones falsas contra Siria», afirmó el ministro de Información sirio, Omran al Zubi. Desde Berlín, el ministro turco de Exteriores, Ahmet Davutoglu, apremió hoy al Consejo de Seguridad de la ONU a «adoptar medidas» y a «asumir una postura clara» tras la matanza.
«Nadie debe poner a prueba nuestras fuerzas», advirtió el ministro turco, para añadir que el ataque es indicativo de los «crecientes riesgos de desestabilización en la región». Horas antes, Davutoglu ofreció una entrevista en la televisión estatal turca TRT en la que sostuvo que uno de los objetivos del ataque era sembrar el odio entre turcos y sirios. «El ataque no tiene nada que ver con los refugiados sirios en Turquía, pero tiene todo que ver con el régimen sirio», declaró.
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