La policía contiene a los manifestantes en El Cairo. | Reuters

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La Presidencia de Egipto consideró este sábado que el país se halla en «guerra contra el terrorismo» y acusó a los manifestantes islamistas que piden la restitución del depuesto presidente Mohamed Mursi de ser «fuerzas extremistas».

En una comparecencia ante la prensa, el asesor presidencial para Asuntos Políticos, Mustafa Higazi, aseguró que el pueblo egipcio salió a las calles para levantarse contra el «fascismo teocrático» de los Hermanos Musulmanes y que fueron los líderes de este grupo quienes impidieron un arreglo negociado a la crisis.

«Hablamos de un Estado y de un pueblo que están sufriendo un ataque, una guerra de desgaste por parte de fuerzas extremistas que solo pueden ser calificadas como terroristas», señaló Higazi, antes de aludir a la actividad de grupos «yihadistas» en la península del Sinaí como la prueba de esa conexión con el terrorismo.

Para el asesor presidencial, las acampadas islamistas de Rabea al Adauiya y Al Nahda en El Cairo -que fueron desmanteladas por la fuerza el pasado miércoles- «no pueden ser descritas como pacíficas, ya que en ellas se cometieron torturas, asesinato de civiles, incitación a la violencia...».

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Según Higazi, las nuevas autoridades surgidas del golpe de Estado del pasado 3 de julio intentaron llegar a una solución pacífica con los Hermanos Musulmanes, pero la «testarudez» de estos hizo imposible llegar a un arreglo.

Por todo ello, aseguró que los sucesos en el país no pueden considerarse «diferencias políticas», aunque insistió en que los egipcios «nunca han estado más unidos» y en que el Estado «ganará esta batalla y fundará un Estado democrático civil».

Respecto a la afirmación previa de un portavoz gubernamental de que el Ejecutivo estudia la ilegalización de los Hermanos Musulmanes, Higazi se limitó a decir que no hay esfuerzos para disolver ninguna organización, pero que «toda organización que trabaje en Egipto tiene que estar legalizada con medidas jurídicas para que actúen dentro del marco de la ley».

La Hermandad permanece en un estatus de alegalidad tras la revolución que depuso a Hosni Mubarak en febrero de 2011.

Según las autoridades, desde el desalojo de las acampadas islamistas del pasado miércoles han muerto más de 800 personas, aunque, según los Hermanos Musulmanes, las víctimas se cuentan por miles, de las cuales 200 habrían muerto en las últimas 24 horas.