Marine Le Pen, esta mañana tras votar. | CHRISTIAN HARTMANN

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El ultraderechista Frente Nacional (FN) se convirtió hoy, por primera vez en unos comicios de ámbito nacional, en el primer partido de Francia en las elecciones europeas con un 25 % de los votos, según las estimaciones de varios institutos de sondeos divulgadas al cierre de los colegios.

En segunda posición se situó la conservadora Unión por una Mayoría Popular (UMP), con algo más del 20 % de los votos y el Partido Socialista (PS) en el Gobierno quedó relegado a la tercera con un poco más del 14 %.

El FN, que había conseguido un 6,3 % de los sufragios en las anteriores europeas de 2009 con 3 diputados, y cuyo anterior récord en este tipo de comicios era del 11,7 % en 1989, podría tener ahora entre 23 y 25 escaños del total de 74 que están en juego en Francia.

La UMP, que esperaba mantenerse en cabeza, como lo había logrado en 2009 cuando recibió el 27,8 % de los votos, recibió también un varapalo -en un contexto de largas luchas intestinas y de un escándalo financiero que afecta directamente a su presidente, Jean-François Copé- al quedar muy distanciado de la formación de Marine Le Pen.

Las primeras proyecciones del instituto demoscópico Ipsos le atribuyen entre 18 y 21 eurodiputados.

El PS, aunque subió respecto al 16,5 % que había tenido en las europeas de hace cinco años, sufrió un nuevo castigo después del que tuvo en las municipales de marzo, y que llevaron al cambio de Gobierno y al nombramiento como primer ministro de Manuel Valls.

Se tendrá que contentar con alrededor de 13 escaños en el próximo Parlamento Europeo.

Por detrás de estas tres formaciones, de acuerdo con los institutos de sondeos están los centristas (Modem-UDI) con alrededor del 10 % (6-8 diputados), los Verdes con el 9 % (6 escaños) y el Partido de la Izquierda (PG) con poco más del 6 % (3-5 eurodiputados).

En una primera reacción durante un debate en la cadena «France 2», el portavoz del Gobierno y ministro de Agricultura, Stéphane Le Foll, consideró que estas elecciones en Francia constituyen «una alerta» y «para Francia en Europa una señal que debilitará su posición».

Copé estimó, en ese mismo debate televisivo, que los franceses han querido mostrar «un enfado extremo» que responde a «la forma en que los franceses son gobernados» por los socialistas. «Han querido lanzar una fuerte advertencia y han ido más allá de la UMP», argumentó.