Los milicianos que con su asalto armado a la comisaría de Slaviansk, a mediados de abril pasado, obligaron a Kiev a lanzar una operación antiterrorista para recuperar el control del este ucraniano dejaron hoy una ciudad muy dañada y abandonada por la mayor parte de sus habitantes.
Los hombres dirigidos por Ígor Strelkov, tachado de mercenario del Kremlin por las autoridades ucranianas, rompieron esta madrugada el cerco de las fuerzas ucranianas para dirigirse al sur, hacia importantes ciudades en la periferia de Donetsk, capital de la región homónima con un millón de habitantes.
Poco después de plantear combate a los ucranianos para abrir una brecha entre sus tropas y salir de Slaviansk, un nutrido grupo de milicianos armados y medio centenar de vehículos y blindados llegaron a la vecina Kramatorsk, donde aseguran que han trasladado su nuevo centro de operaciones en la zona.
Sin embargo, el ministro ucraniano de Interior, Arsén Avákov, y numerosos testigos citados por los medios ucranianos apuntaron que la mayor parte de los insurgentes se trasladó a Górlovka, Yenákievo y Donetsk, todas ellas bajo control de los separatistas.
Una columna de al menos cuarenta vehículos, entre ellos varios camiones pesados, con hombres armados y vestidos con uniformes de camuflaje, llegó hoy a Górlovka, según medios de esa ciudad de 250.000 habitantes, a menos de 40 kilómetros al norte de la capital y a unos 80 al sur de Slaviansk.
Otra gran columna de vehículos con insurgentes a bordo se dirigió desde Górlovka a la vecina Yenákievo, patria chica del depuesto presidente ucraniano Víktor Yanukóvich.
Algunos expertos ucranianos, lejos de cantar victoria por la toma de Slaviansk, han manifestado gran preocupación por la posibilidad de que los separatistas quieran concentrar todas sus fuerzas en la capital de la región y llevar así la guerra a una ciudad de un millón de habitantes.
También lo cree así uno de los líderes de la sublevación prorrusa, el autoproclamado «gobernador popular» de Donetsk Pavel Gúbarev.
«Las milicias han salido con orden hacia Kramatorsk. Seguramente, el repliegue continuará hacia Górlovka y Donetsk», escribió Gúbarev en una red social rusa.
Agregó que los insurgentes «pueden ganar tiempo para concluir el proceso de unificación de las milicias y de sus mandos, mejorar las comunicaciones y el abastecimiento de las tropas, sobre todo con armamento pesado».
Otro de los líderes de los prorrusos, mucho más pesimista, cargó hoy contra el presidente de Rusia, Vladímir Putin, por renunciar a intervenir con sus tropas en el este de Ucrania para apoyar a los separatistas en su lucha contra Kiev.
«Qué decir. Nos dieron esperanzas y luego nos abandonaron. Fueron muy bonitas las palabras de Putin sobre la defensa del pueblo ruso, de 'Novorossia' (como se denominan los separatistas), pero sólo fueron palabras», lamentó en la red social Twitter el jefe de la autoproclamada república popular de Donetsk, Dennís Pushilin.
A mediados de abril pasado, cinco días después de que los separatistas tomaran las armas en Slaviansk pero antes de que empezaran los combates entre los dos bandos, Putin advirtió a Kiev de un eventual envío de tropas al este de Ucrania si no se respetaban los derechos de los rusos y los rusohablantes.
En el plano diplomático, una fuente próxima a la dirección de los sublevados de Donetsk descartó casi por completo la posibilidad de que el llamado grupo de contacto para resolver la crisis de Ucrania pueda reunirse hoy, a pesar de que este sábado concluye el plazo acordado por Kiev, Moscú, París y Berlín para celebrar esa cita.
Al parecer, las partes integradas en el grupo de contacto (Rusia, Ucrania, OSCE y los separatistas) «discuten sobre la hora, el lugar y el formato» de la reunión que podría cristalizar en un nuevo alto el fuego entre los dos bandos enfrentados.
Los rebeldes no se han negado al diálogo con Kiev, pese a perder su bastión.
«A pesar de un nuevo giro en la confrontación y la salida de los milicianos de Slaviansk, la celebración de consultas para resolver la situación en el este de Ucrania es posible» con la mediación de Rusia y la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), dijo hoy uno de los líderes de los sublevados, Andréi Purgín.
El presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, ofreció ayer al grupo de contacto mantener hoy mismo la reunión, tras acceder a negociar con los rebeldes e incluso a declarar un cese de hostilidades duradero.
El mandatario ucraniano ha puesto tres condiciones para volver al régimen del alto el fuego: su cumplimiento por los sublevados, la liberación de todos los prisioneros y el establecimiento del control sobre la frontera ruso-ucraniana, con la cooperación de Rusia y bajo la vigilancia de la OSCE.
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