Fuentes médicas citadas por la televisión oficial egipcia afirmaron que los fallecidos no son solamente militares, como en otros ataques, sino que también hay civiles.
Una fuente de seguridad dijo que se registraron tres explosiones simultáneas contra la policía y el ejército en las ciudades de Al Arish (capital del Sinaí), Sheij Sued, al este de Arish, y Rafah, fronteriza con la franja palestina de Gaza.
Además, varios atacantes emplearon armas ligeras y morteros contra puestos de control y comisarías de policía, añadió la fuente, que precisó que un obús impactó en las cercanías de la comisaría central de Al Arish.
El periódico «Al Ahram» señaló que los ataques en la capital del Sinaí se produjeron en un hotel del ejército, una comisaría y el cuartel de la Brigada 101.
Por su parte, el canal de televisión estatal informó de que en los ataques se utilizó un coche bomba.
En un breve comunicado, el ejército confirmó que hubo un ataque contra varios cuarteles e instalaciones de las fuerzas armadas y de los aparatos de seguridad en Al Arish, en los que se emplearon varios coches bomba y proyectiles de mortero.
Un dispositivo sanitario y de seguridad fue puesto en marcha enseguida por las autoridades del país, según la televisión oficial.
Se decretó el estado de alerta en los hospitales de la región, que comenzaron a prepararse para recibir a los heridos.
Además, el ejército y la policía bloquearon los accesos a la capital del Sinaí, mientras que un dispositivo aéreo, formado por helicópteros Apache, comenzó a sobrevolar la zona en busca de los responsables de esas acciones.
Estos ataques se producen cuatro días después del cuarto aniversario del inicio de la revolución que en 2011 derrocó al entonces presidente de Egipto, Hosni Mubarak.
Con el objetivo de evitar grandes disturbios y prevenir ataques de este tipo, la policía y el ejército egipcios habían desplegado una importante operación para proteger los puntos más conflictivos.
Pese a ello, los disturbios que se produjeron el día del aniversario provocaron 23 muertos en el país, según cifras del Ministerio de Interior.
Al Sisi, quien sigue lo ocurrido desde la capital etíope, donde se encuentra de visita, ha ordenado que se persiga a los terroristas y se acabe con sus guaridas, informó la agencia oficial de noticias, Mena.
La lucha por la seguridad en Egipto ha sido la piedra angular de la política de Al Sisi en los casi 9 meses que lleva al frente de la jefatura del Estado.
Sin embargo, las fuerzas de seguridad no han conseguido erradicar la violencia en el país, especialmente en la península del Sinaí.
Numerosas ONG nacionales e internacionales han criticado esta estrategia basada en la seguridad y han pedido la introducción de políticas para acabar con la marginación que sufre esta desértica región egipcia.
Esa zona del país es desde hace años un foco de inestabilidad, pero desde el derrocamiento de Mohamed Mursi en julio de 2013 de la presidencia se han multiplicado los ataques contra las fuerzas del orden.
El pasado 24 de octubre, al menos 31 soldados perdieron la vida en un ataque armado cerca de la frontera con Gaza, en la peor acción contra el Ejército en esa zona en los últimos años.
Desde entonces, las autoridades egipcias decretaron el estado de excepción en parte de la península y comenzaron la demolición de las viviendas de la localidad de Rafah situadas cerca de la frontera con Gaza, tras asegurar que los atacantes se infiltraron desde los territorios palestinos a través de túneles subterráneos.
Paralelamente, el Ejército egipcio ha lanzado una amplia operación militar en el norte del Sinaí contra el grupo radical Wilaya Sina (antiguamente Ansar Beit al Maqdis), que ha jurado lealtad al yihadista Estado Islámico (EI) y ha reivindicado numerosos atentados en la zona.
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