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El Banco Central Europeo (BCE) decidió este domingo seguir apoyando a Grecia y mantener en el nivel del viernes los préstamos de emergencia para los bancos griegos, de manera que no quiebren y el país no salga de la zona del euro.

El consejo de gobierno se reunió este domingo por teleconferencia para decidir si mantener la liquidez para los bancos griegos después de que se interrumpieran las negociaciones entre Grecia y sus acreedores y el Gobierno griego decidiera convocar un referéndum para votar la propuesta de ayuda.

Existe mucha incertidumbre sobre la reacción de los mercados financieros este lunes a estos acontecimientos, que el BCE seguirá de cerca.

El presidente del BCE, Mario Draghi, dijo que «continuaremos trabajando estrechamente con el Banco de Grecia y respaldamos con firmeza el compromiso de los estados miembros de prometer actuar para afrontar las fragilidades de las economías de la zona del euro».

El gobernador del Banco de Grecia, Yannis Stournaras, dijo que «el Banco de Grecia, como miembro del Eurosistema, tomará todas las medidas necesarias para asegurar la estabilidad financiera para los ciudadanos griegos en estas difíciles circunstancias».

La prensa griega informó este domingo de que el BCE pidió al Gobierno griego que introduzca controles de capital a partir de este lunes o de lo contrario interrumpirá la provisión urgente de liquidez.

«Considero que se aplicarán controles de capital antes de que los mercados abran mañana», dijo Erik F. Nielsen, economista jefe de UniCredit.

El consejo de gobierno se reunirá el próximo miércoles, dijo a EFE una fuente conocedora de la situación.

Asimismo la entidad monetaria dio la bienvenida en un comunicado al compromiso de los ministros de la zona del euro de «tomar todas las medidas necesarias para mejorar más la resistencia de las economías de la zona del euro y de estar preparados para dar pasos decisivos para fortalecer la Unión Económica y Monetaria».

El BCE «trabajará estrechamente con el Banco de Grecia para mantener la estabilidad financiera».

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La cantidad máxima de préstamos de emergencia que los bancos griegos pueden solicitar al Banco de Grecia se acerca a los 90.000 millones de euros.

«El consejo de gobierno está preparado para reconsiderar esta decisión», añadió en el comunicado.

El BCE ha revisado diariamente desde hace una semana esta cantidad tras la intensificación de la fuga de capitales y la retirada de efectivo en grandes cantidades de los bancos griegos por el temor a que el país pueda salir de la zona del euro.

Durante el fin de semana en las calles de Grecia se han visto largas filas de ciudadanos que retiraban efectivo de los cajeros, hasta unos 400 millones de euros, que se suman a otros casi 4.000 millones que sacaron de sus bancos en la semana precedente por miedo a que el país termine fuera de la eurozona.

El consejo de gobierno observa de cerca la situación en los mercados financieros y las implicaciones para la política monetaria y el equilibro de riesgos para la estabilidad de precios en la zona del euro.

Asimismo el BCE hizo hincapié en que está decidido a usar todos los instrumentos disponibles dentro de su mandato.

Estos instrumentos incluyen inyecciones de liquidez y compras de deuda, que influyen en el nivel de los tipos de interés en los mercados.

El actual presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, y otros cinco miembros del consejo de gobierno votaron ya la semana pasada en contra de mantener la ayuda financiera a los bancos griegos, según algunos medios, si bien el BCE no ha dicho nada al respecto.

El BCE y los bancos centrales de la zona del euro comenzaron a comprar en mayo de 2010, bajo la presidencia del francés Jean-Claude Trichet, deuda soberana de Grecia, que ya no se podía financiar en el mercado a tipos de interés razonables.

Aunque las compras se pararon ya en marzo, este programa finalizó en septiembre de 2012, cuando el BCE, que tiene deuda griega por valor nominal de 19.800 millones de euros, decidió iniciar un segundo programa de compra de deuda, que nunca ha llegado a aplicar pero que sirvió para frenar los movimientos especulativos en el mercado, que entonces penalizaban a España e Italia.

Desde marzo de este año el BCE y los bancos centrales nacionales compran grandes cantidades de deuda pública de los países de la zona del euro pero Grecia está excluida de este programa.