Fotografía de archivo que muestra a la Embajada rusa en Washington DC. | Efe

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El Gobierno de Estados Unidos ordenó este lunes la expulsión de 60 funcionarios rusos en respuesta al intento de asesinato en Salisbury (Reino Unido) del exespía Serguéi Skripal, quien fue hospitalizado el pasado 4 de marzo tras ser expuesto a un agente químico, informaron fuentes oficiales.

La medida, que contempla también el cierre del consulado ruso en la ciudad de Seattle (Washington), servirá además de para «enviar un mensaje claro a los líderes rusos», para aumentar la seguridad nacional y para reducir la capacidad de espionaje del Kremlin, señalaron fuentes del Gobierno en una rueda de prensa telefónica.

Estados Unidos se suma así al Reino Unido, que la semana pasada expulsó de su territorio a 23 diplomáticos rusos, ante la certeza de que el Kremlin está detrás del atentado contra Skripal.

El 4 de marzo Skripal y su hija fueron hallados inconscientes en un parque de Salisbury, tras estar expuestos a una sustancia química que, según Londres, fue desarrollada en Rusia.

De acuerdo con el funcionario, que pidió no ser identificado, la Casa Blanca ha convocado al embajador ruso en Estados Unidos, Anatoly Antonov, para transmitirle la decisión y ha comunicado al Kremlin la medida «a través de los canales habituales».

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Entre los 60 expulsados, a los que Washington acusa de llevar a cabo tareas de información al amparo de su «inmunidad diplomática», se encuentran doce miembros de la misión rusa ante las Naciones Unidas, apuntó un funcionario de la delegación estadounidense ante el organismo internacional también presente durante la llamada.

Los funcionarios justificaron la tardanza en tomar represalias contra el Gobierno del presidente Vladimir Putin al señalar que este tipo de acciones requiere tiempo, puesto que no es una decisión que se pueda poner en marcha «de la noche a la mañana».

De acuerdo con la Administración, esta es una decisión que ha tomado «personalmente» el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tras hablar la semana pasada con la primera ministra británica, Theresa May.

Ante la posibilidad de que Moscú reaccione de manera similar, tal y como hizo el pasado 17 de marzo al expulsar a 23 diplomáticos británicos de su territorio, los funcionarios rechazaron «especular» sobre el tema, pero advirtieron que Washington «se reserva el derecho a tomar nuevas medidas».

«Apoyamos al Reino Unido y cómo ha respondido al ataque», zanjó el representante del Gobierno estadounidense.