Uno de los niños jugaba con un mechero cuando prendió sin querer un montón de ropa, según la investigación preliminar de los bomberos citada por la cadena de televisión GMA.
Los padres habían salido a comprar a una tienda y dejaron la puerta de la casa cerrada por precaución.
Cuando empezó el incendio, uno de los hermanos salió por la ventana a la calle y conminó al mayor a hacer lo mismo, pero este prefirió quedarse con los pequeños para buscar una salida.
Las víctimas mortales, todos filipinos, tenían doce, siete, cinco, cuatro y un año de edad.
Uno de ellos logró ingresar vivo en el centro médico Andres Bonifacio Memorial, pero no sobrevivió a la quemaduras sufridas.
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