Así lo explicó la abogada de la familia Orlandi, Laura Sgrò, a los medios tras asistir a la exhumación que había ordenado la fiscalía vaticana de los restos en la llamada «Tumba del Ángel», en la que se creía que estaba enterrada la princesa Sofía von Hohenlohe, fallecida en 1836, y la adyacente, de la princesa Carlota Federica de Mecklemburgo, que murió en 1840.
Sgró y el hermano de la joven desaparecida, Pietro Orlandi, mostraron su sorpresa y decepción al comprobar que las dos sepulturas estaban vacías y nadie, tampoco la familia de las dos princesas, estaba al corriente de dónde se encuentran los cuerpos.
Las tareas de exhumación en el cementerio teutónico del Vaticano comenzaron a las 8.15 horas (6.15 GMT) en presencia de Pietro Orlandi y la abogada, el perito legal por parte de la fiscalía vaticana, Giovanni Arcudi, asistido por su equipo y el experto de confianza designado por la familia, así como el promotor (fiscal) del tribunal del Estado de la Ciudad del Vaticano, Gian Piero Milano, y el comandante del Cuerpo de Gendarmería del Vaticano, Domenico Giani.
La sorpresa fue cuando tras abrir las sepulturas «no se encontraron hallazgos humanos o urnas funerarias», como también informó el Vaticano.
En la tumba de la princesa Sofía von Hohenlohe se excavó hasta encontrar un departamento subterráneo de unos 4 metros por 3.70, completamente vacío al igual que el sarcófago de la princesa Carlota Federica de Mecklemburgo.
La familia Orlandi pidió investigar en el cementerio teutónico después de que el verano pasado recibieran una carta anónima con una foto de la tumba con la frase «Busque donde indica el ángel» y pidieron a la Secretaría de Estado vaticana que autorizase su apertura.
«Todos estamos muy sorprendidos», dijo la abogada, quien afirmó que el Vaticano «podía haber verificado antes si en estas tumbas se había sepultado a las princesas o eran solo monumentos funerarios para rendirlas homenaje».
El hermano de Emanuela Orlandi señaló que se esperaba todo menos encontrar las sepulturas vacías, después de que incluso el guardián del cementerio declarara que una de las familias le había pedido que pusiera de vez en cuando flores frescas y velas en una de las tumbas.
La abogada de la familia indicó que ahora el Vaticano tendrá que dar información sobre por qué estaban vacías y renovó su llamamiento para que quien sepa algo de lo que ocurrió a Emanuela rompa el silencio que dura 36 años.
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