Trabajadores en un centro sanitario de Lanzhou. | Reuters - STRINGER

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Las autoridades de la ciudad de Lanzhou, situada en el norte de China y con casi cuatro millones de habitantes, han ordenado el confinamiento de la población para prevenir la expansión del coronavirus, en un intento por contener el brote que ya se ha extendido por once provincias y que pone en jaque la estrategia de casos cero que siempre ha seguido el gigante asiático.

Los residentes de la capital de la provincia de Gansu solo podrán salir de casa para cuestiones imprescindibles, mientras que los accesos a la ciudad permanecerán vigilados --se tomará la temperatura y se pedirá la cartilla de vacunación, entre otras medidas--, según consta en una nota difundida por las autoridades locales ante la «complicada» situación epidemiológica.

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A la provincia de Gansu corresponden seis de los 29 casos sintomáticos notificados este martes por el Ministerio de Sanidad. A estos habría que sumar otros 26 positivos de personas que no han mostrado síntomas de la COVID-19, informa la agencia de noticias oficial Xinhua.

Las autoridades atribuyen el repunte de casos a contagios originados en el extranjero. Un grupo de turistas chinos habría contribuido a extenderlo por más de una decena de provincias, hasta el punto de que los casos detectados se acercan ya a los 200.

En un intento por contener el virus, se han adoptado nuevas restricciones que afectan también a Pekín, donde se ha cancelado el maratón y las autoridades han recomendado a la población que no salgan de la ciudad si no es necesario. También se limite la entrada de personas llegadas de las regiones con casos de COVID-19.