Smith dijo que las alusiones del Kremlin a su arsenal nuclear en relación con el conflicto ucraniano «parece que ocurren con más frecuencia» y que «estamos oyendo cada vez más parloteo sobre esto». En cambio, recalcó que el mensaje «de Washington, y directamente de la Casa Blanca, incluyendo a nuestro asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, ha sido cristalino». Recordó que Sullivan se refirió específicamente a «consecuencias catastróficas o severas» y que el mismo asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca confirmó que Estados Unidos se ha dirigido «directamente» a las autoridades rusas sobre cómo serían esas consecuencias.
El pasado 26 de septiembre, el Kremlin reconoció consultas con Estados Unidos sobre armas nucleares después de que el presidente ruso, Vladímir Putin, amenazara con recurrir a todo su arsenal para defender su país ante lo que llamó «chantaje nuclear» de la OTAN. Estados Unidos había advertido a Putin de que cualquier uso de armas nucleares tendrá «consecuencias catastróficas» para Rusia, ya que junto a sus aliados responderá «de manera decisiva».
Así lo afirmó Sullivan en una entrevista con CBS News en la que dijo que hay que «tomarse muy en serio» el posible uso de armas nucleares por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. «Hemos comunicado directamente, en privado, a niveles muy altos al Kremlin que cualquier uso de armas nucleares tendrá consecuencias catastróficas para Rusia, que Estados Unidos y nuestros aliados responderemos de manera decisiva», dijo entonces el asesor.
Preguntada también sobre cómo afrontar una relación futura con Rusia y nuevos dirigentes en ese país, Smith dijo que, por el momento, están centrados en «dar el mejor apoyo a Ucrania para que defienda su integridad territorial y soberanía». La embajadora estadounidense aludió asimismo a que la OTAN, en su última cumbre en junio en Madrid, cambió la referencia a Rusia en el nuevo Concepto Estratégico -documento que va a guiar sus políticas en la próxima década-. Pasó de ser un socio estratégico a una de sus principales amenazas, un lenguaje «muy diferente y muy deliberado», comentó.
«Colectivamente, tenemos que seguir unidos para luchar contra la desinformación» de Moscú, dijo Smith, sobre una tarea que considera crucial. En ese sentido, recordó por ejemplo que su país advertía desde antes del inicio de la guerra que el Kremlin trataría de acusar a Ucrania de «operaciones de falsa bandera» para buscar una excusa a la invasión. «Queremos ser capaces de detectar la desinformación. Hay que salir a la palestra y denunciarlo cuando se vea y, en última instancia, hay que contrarrestarla», defendió.
Y afirmó que están «mejorando dentro de la OTAN para ser más rápidos, ya sea de forma preventiva o en el momento, para contradecir directamente las falsedades que están publicando, y están publicando muchas, con relación a Ucrania». Igualmente, consideró importante tratar de «alertar inmediatamente al mundo sobre el hecho de que una jugada típica de los rusos es culpar a otro de algo que ellos hacen o que acaban de hacer». Así, aludió a las acusaciones sobre la posibilidad de que se usaran armas químicas en Ucrania, lo que les parecía a los aliados «una indicación de que eso era una clara posibilidad a la que los rusos recurrirían». «Así que, una vez más, la estrategia consiste en adelantarse a ellos y preparar al mundo para los giros que puedan dar», concluyó.
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