Según la oficina de prensa de la cartera, los límites de dicha zona fueron publicados, tal y como establecen las normas, e informados todos los usuarios del espacio aéreo internacional. El expresidente ruso Dmitri Medvédev afirmó que el Código de Navegación Aérea de Rusia permite al Gobierno establecer zonas de prohibición de vuelos o de vuelos restringidos. «Los drones deben observar estas reglas, sobre todo en períodos de acciones militares, como lo saben los usuarios del espacio aéreo. Más aún, cuando el momento de la entrada de un avión o un dron en el mar territorial es difícil de precisar», subrayó.
EE. UU. acusó esta semana a uno de los dos cazas rusos Su-27 que escoltó su dron de golpear la hélice del MQ-9, motivo por lo que éste se precipitó contra aguas internacionales del mar Negro.
En cambio, el Ministerio de Defensa de Rusia negó cualquier contacto entre sus cazas y el dron, que habría entrado en un brusco vuelo incontrolado y estrelló en el mar tras perder repentinamente altura. Previamente, populares blogueros y corresponsales de guerra rusos habían propuesto distinguir al piloto del caza que interceptó el dron estadounidense. Según fuentes rusas, el aparato siniestrado tiene un valor de entre 23 y 56 millones de dólares. Según el analista militar Vladislav Shuriguin, esta no es la primera vez que las fuerzas del adversario pierden un MQ-9 tras su encuentro con aviones rusos. Shuriguin aseguró en Telegram que eso ya había ocurrido en Libia en 2019 y 2020, donde fueron derribados dos drones estadounidenses MQ-9 y uno italiano.
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