El primer ministro Benjamin Netanyahu. | Reuters - Leo Correa

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El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha insistido este martes en la necesidad de lanzar una ofensiva terrestre contra la ciudad de Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, para «eliminar completamente» al Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), a pesar de las reticencias expresadas recientemente por el presidente estadounidense, Joe Biden.

«Estamos decididos a una total eliminación de Hamás. Esto requiere la eliminación del resto de batallones en Rafah y, desde luego, de los batallones en los campamentos en el centro (de Gaza)», ha sostenido ante el comité de Exteriores y Defensa del Parlamento israelí. Así, ha reconocido que hay «diferencias» con Estados Unidos sobre la necesidad de la ofensiva contra Rafah, si bien ha incidido en que estas diferencias no existen «en torno a la necesidad de destruir a Hamás», tal y como recoge un comunicado publicado por la oficina de Netanyahu a través de su página web.

«Debido a nuestro respeto al presidente (estadounidense), hemos pactado una plataforma para que comparta sus ideas, particularmente en lo relativo al aspecto humanitario, y sobre permitir una retirada planeada de población y asistencia a los civiles. Lo hemos estado haciendo desde el principio de la guerra», ha señalado. Así, ha reiterado que «no hay forma de eliminar militarmente a Hamás sin destruir el resto de batallones (del grupo)» y ha argumentado que «no puede decirse que destruiremos el 80 por ciento de Hamás, porque el 20 por ciento restante se reorganizará y volverá a tomar el control de la Franja de Gaza».

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«Volverían a suponer una amenaza para Israel y eso sería una victoria para el eje que nos amenaza, el eje iraní», ha dicho, antes de incidir en que trasladó a Biden en su conversación del lunes que «no hay otra forma» de «eliminar» a Hamás que «una entrada por tierra» en la ciudad de Rafah, en la frontera con Egipto. Por otra parte, ha destacado que el Ejército de Israel «lleva más de cinco meses combatiendo» en Gaza, «lo que supone un récord en la historia de las guerras de Israel, a excepción de la Guerra de Independencia». «Estamos sometidos a una creciente presión internacional que estamos rechazando para completar los objetivos de la guerra», ha argüido, antes de reiterar que los mismos supone «destruir las capacidades militares y de gobierno de Hamás, rescatar a todos los rehenes y garantizar que Gaza deja de suponer una amenaza para Israel».

Horas antes, Biden había desvelado que durante su conversación con Netanyahu le pidió analizar la posibilidad de «atacar» a Hamás en la Franja de Gaza sin la necesidad de «una gran ofensiva terrestre» contra Rafah. «He pedido al primer ministro (de Israel) que envíe un equipo a Washington para discutir vías para atacar a Hamás sin una gran ofensiva terrestre en Rafah», dijo. Durante las últimas semanas se han registrado diversas tensiones entre ambos países ante la amenaza de Israel de lanzar una ofensiva contra Rafah, donde viven cerca de 1,5 millones de palestinos -la mayoría de ellos, desplazados desde otras zonas de Gaza-, una opción que ha sido criticada desde Washington, que ha abogado además por un acuerdo para un alto el fuego.

Naciones Unidas y diversas organizaciones no gubernamentales han advertido contra una ofensiva israelí contra Rafah, en medio de una gravísimas crisis humanitaria que ha llevado a alertar sobre una «inminente» hambruna en el norte del enclave, que podría materializarse antes de verano en las provincias del sur si no hay una retirada de las restricciones impuestas por Israel a la entrega de ayuda humanitaria. El Ejército de Israel lanzó una ofensiva contra la Franja de Gaza tras los citados ataques, que dejaron 1.200 muertos y 240 secuestrados. Desde entonces, las autoridades gazatíes han denunciado la muerte de más de 31.800 personas, a las que suman unos 420 palestinos muertos en Cisjordania y en Jerusalén Este por las acciones de las fuerzas de seguridad y los ataques por parte de colonos israelíes.