La última proyección de Europe Elects para Euractiv, socio de EFE, concede a los Verdes/Alianza Libre Europea 56 escaños, una fuerte caída con respecto a los 74 que se anotó esta unión de partidos ecologistas y regionalistas en las elecciones europeas de 2019, que coincidieron con un pico de las protestas juveniles por el medio ambiente y de concienciación por la crisis climática.
Por otro lado, partidos que hasta ahora no tenían representación europarlamentaria o que no estaban en ningún grupo podrían aliarse en una nueva formación en el espectro de la izquierda, aunque con un corte más populista y radical en ciertas áreas. Los Verdes, ¿posible aliado para la coalición de centro? Los Verdes llegan a estos comicios con un ánimo muy diferente al de 2019, cuando la actual presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, buscó su apoyo pese a que aritméticamente no los necesitaba.
Ahora, con la previsión de que pierdan una quinta parte de sus escaños, afrontan incluso la posibilidad de no contar con su delegación francesa, una de las más potentes, si no alcanza el umbral del 5 % necesario a nivel nacional. También se llevaron una «sorpresa desagradable», explican fuentes internas, al saber que no más de la mitad de los eurodiputados de Sumar se unirían a sus filas.
Aunque en 2019 se abstuvieron en la elección de Von der Leyen, los Verdes/ALE acabaron votando con la mayoría más del 80 % de las veces y ahora pueden convertirse en una pieza clave para evitar que la alemana tenga que buscar apoyo a su derecha, especialmente después de que su acercamiento a la primera ministra italiana Giorgia Meloni se haya convertido en un movimiento intolerable para sus aliados de centroizquierda.
Los Verdes, que se han mostrado abiertos a esta opción en conversaciones privadas, ponen no obstante un precio a su apoyo: mantener y reforzar las políticas climáticas puestas en marcha durante los últimos cinco años. Contar con sus casi 60 escaños -ya que suelen votar unidos- permitiría a Von der Leyen respirar tranquila y prácticamente asegurarse su reelección pese a los posibles rebeldes dentro de sus aliados tradicionales en los populares, socialdemócratas y verdes.
¿Una nueva izquierda populista?
El grupo más pequeño del Parlamento Europeo, en el que se unen Podemos, Die Linke o la Francia Insumisa, es La Izquierda. A menudo está fuera del consenso de los grandes grupos y sus actuales 37 escaños no son tan ideológicamente homogéneos como los de otros grupos; ejerce, en muchas ocasiones, como un partido de oposición. Sin embargo, de cara a estas elecciones se concentrará en Bruselas un grupo relativamente grande de eurodiputados -tanto nuevos como veteranos- sin familia política europea que, más por conveniencia que por afinidad, podrían unir fuerzas para formar un nuevo grupo en el espacio político donde ya está La Izquierda.
EL BSW, de izquierda radical alemana con tintes euroescépticos y populistas y liderado por Sahra Wagenknecht, no tiene intención de compartir grupo con Die Linke (de donde se escindió la propia Wagenknecht). Medios como Euractiv, informaron de sus discretas negociaciones con otras delegaciones para tratar de formar un nuevo grupo. Podrían intentar buscar apoyo en el Movimiento Cinco Estrellas italiano, que vagó por la bancada de los no afiliados durante esta legislatura y aportará hasta 14 escaños, y también en el partido de gobierno eslovaco, el SMER, expulsado de los socialdemócratas europeos por pactar con la extrema derecha en Bratislava.
No obstante, para formar un grupo político en la Eurocámara hacen falta 23 diputados de siete países diferentes, por lo que este nuevo grupo necesariamente tendrá que buscar otras delegaciones pequeñas para completar la alianza, que se caracterizaría por una política económica de izquierdas pero posiciones más conservadoras en migración y clima y también menos apoyo al colectivo LGBTIQ+ o a Ucrania.
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