Imagen de Le Pen | Reuters

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La líder de la extrema derecha francesa, Marine Le Pen, trató de salir este viernes de la polémica que su formación ha alimentado en los últimos días con varias declaraciones en favor de que los que tienen doble nacionalidad queden excluidos de algunos puestos clave de la administración. En una entrevista con la emisora Europe 1, Le Pen dijo estar «atónita» por las declaraciones de Roger Chudeau, diputado de su partido, la Agrupación Nacional (RN), al que desautorizó por haber dicho que los binacionales no deberían ser ministros, ya que se plantea «un problema de doble lealtad». En otra entrevista con la televisión este jueves, Chudeau había justificado su desconfianza en los que, junto a la francesa tienen otra nacionalidad, señalando que la exministra socialista de Educación, la franco-marroquí Najat Vallaud-Belkcacem, había «destruido la escuela pública y sobre todo quiso instaurar clases de árabe» en primaria.

El diputado saliente también se refirió al caso del ex primer ministro Manuel Valls, que es franco-español, para rechazar la posibilidad de que los binacionales tengan cargos en un Gobierno. Le Pen insistió en que la de Chudeau es una «opinión personal que está totalmente en contra de la realidad y del proyecto de RN», y que «por supuesto» podría haber ministros con doble nacionalidad en un Gobierno de su partido. El problema para la extrema derecha es que a comienzos de semana habían alimentado la controversia al explicar que tenían intención de impedir que los binacionales pudieran acceder a puestos sensibles en términos de seguridad o de los servicios secretos por el riesgo de que pudieran ser una cuña de intentos de injerencias extranjeras.

Le Pen se esforzó en señalar que en la práctica cuando se selecciona a las personas para ese tipo de puestos, como el de director de una central nuclear, se lleva a cabo una criba de ese tipo: «Lo único que hemos querido hacer es dar una base legal a lo que ya se hace ahora». También subrayó que es un número de cargos limitado, «una treintena». El hecho es que el pasado mes de enero, la RN presentó en el Parlamento una proposición de reforma constitucional para prohibir a personas que tuvieran una nacionalidad distinta de la francesa, pero también a los franceses binacionales, empleos en la Administración, pero también en empresas públicas para «una misión de servicio público». En el programa de su campaña a las presidenciales de 2017, Le Pen proponía suprimir la posibilidad de una doble nacionalidad francesa y de otro país exterior a la Unión Europea.

Hoy, sin embargo, afirmó que había renunciado «hace años» a esa idea porque se había dado cuenta de que «los binacionales lo sentían como una forma de sospecha de deslealtad con Francia y me parecía profundamente injusto». Esa cuestión ha sido utilizada en los últimos días por políticos de izquierdas y de la mayoría saliente del presidente francés, Emmanuel Macron, para ilustrar un relente discriminatorio. El mismo Macron, este jueves desde Bruselas, donde participaba en la cumbre europea reaccionó a las palabras de Chudeau y habló de «una traición profunda a lo que es Francia». «Tenemos que luchar con fuerza e indignarse de esas cosas», señaló el jefe del Estado, que defendió a Vallaud-Belkacem, a los ministros, parlamentarios o personas corrientes que «son franceses y tienen otra nacionalidad».