La Conselleria de Turisme ha estado trabajando de forma activa
durante el último trimestre de 1997 y a lo largo de este año para
depurar al máximo el número de autorizaciones previas de nuevas
camas concedidas a finales de los 80 y principios de los 90, con el
fin de evitar un «boom» de construcción de plazas turísticas ante
el anuncio de una moratoria turística, que se concretó en enero de
este año.
Esta labor de seguimiento y control ha permitido a los
responsables de Turisme dar de baja entre 1997 y 1998 a 22.000
plazas: «En los meses previos a la aprobación por parte del Consell
de Govern del decreto regulador de la moratoria turística cogimos
todas las autorizaciones previas concedidas por Turisme que no se
habían ejecutado a lo largo de estos años. Aquellas que no contaban
con licencia de obras municipal vigente fueron objeto de inmediato
de la actuación administrativa y dadas de baja. Esta actuación
evitó que ante el anuncio de la moratoria turística entraran en
Turisme miles de previas que simplemente se solicitaron a finales
de los 80 con un marcado carácter especulativo», puntualiza el
director general de Ordenación, Josep Aloy.
El propio Aloy califica estas miles de plazas como una auténtica
«bomba latente, que hubiera provocado un efecto contrario al que
pretendía la moratoria turística.
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