SUCESOS

Una llamada al 112 desmontó la versión de Benito sobre el suicidio: «Venid a buscarme, que he fallado el disparo»

El anciano telefoneó más de 20 veces a los equipos de emergencia tras matar a su mujer

Benito M. O., ayer por la mañana, a su llegada a los juzgados de Vía Alemania. Horas después supo que ingresaba en prisión sin fianza. | M. À. Cañellas

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Una llamada de auxilio que desmontó el plan. Benito M. O., el anciano de 82 años que mató a su mujer de un disparo por la espalda el miércoles en Puigpunyent, desveló sin pretenderlo el crimen de su esposa, así al menos lo creen los investigadores de la Guardia Civil. En una de las más de veinte conversaciones que tuvo con los operarios del 112, el hombre alertó de su estado. «Venid a buscarme, que he fallado el disparo». Esto llamó mucho la atención a los agentes, ya que desmontaba la teoría del suicidio pactado que en un primer momento mantenía el asesino.

La jueza de Violencia sobre la Mujer número 1 de Palma acordó ayer al mediodía el ingreso en prisión inmediato sin fianza de Benito, que, como ya hizo en dependencias del Instituto Armado de Son Bugadelles horas antes, se negó a declarar ante la magistrada. Los dos hijos del matrimonio se han personado como acusación particular.

Según señalan fuentes próximas al caso, la relación entre el autor del crimen y la víctima se había deteriorado hacía años. Dormían en camas separadas en dos habitaciones distintas. En la suya se despertó el hombre, que cogió una de las armas que tenía en la casa, y disparó por la espalda a Joana. Luego dirigió la escopeta hacia su abdomen, pero su intención quedó en una herida en el costado izquierdo. Ese mismo día recibió el alta médica.

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Los hijos llevaban tiempo insistiendo a su madre que acabara de una vez con el matrimonio. Eran sabedores, así como el entorno más próximo de la familia, de que el octogenario llevaba años maltratando física y psicológicamente a la víctima. Amigos del matrimonio testificaron ante los investigadores que también conocían dicho conducta violenta de Benito. Recordaban a la mujer con hematomas y chichones. A pesar de ello, Joana no había dado el paso de denunciar a su marido.
Los dos hijos habían cortado la relación con el padre hacía años. No entendían que tratara así a su madre. Para protegerla, su hijo puso a su nombre y al de ella el chalet adosado de la calle Riera de Puigpunyent.

Descartan el suicidio pactado
Los descendientes declararan esa misma mañana en dependencias de la Guardia Civil. Desde el primer momento supieron que era un crimen machista. Nada de suicidio pactado. Explicaron que su madre no padecía ningún tipo de enfermedad grave y que tenía previsto ir a visitar a sus nietos el día después. No tenían ni un sólo indicio o elemento que les hiciera pensar que Joana quisiera quitarse la vida en compañía de su marido. También reconocieron que recibieron una llamada de su padre durante la madrugada en la que insistía que por la mañana fueran a verle sobre las 10.00 horas. Los hijos no entendieron en ese momento lo que su padre les quería decir. Horas después se dieron cuenta.

Benito M.O., dedicado prácticamente toda su vida al mundo téxtil, coleccionaba armas. Tenía en el comedor de la vivienda varias armas colgadas de la pared, aunque únicamente tenía licencia para utilizar dos de ellas, según fuentes de la Guardia Civil. El trágico suceso, tal y como adelantó Ultima Hora, tuvo lugar minutos después de las 6.30 horas en el número 22 de la calle Riera de Puigpunyent. El anciano le arrebató la vida a su mujer de un disparo por la espalda. Luego se hirió en la zona abdominal. Fue ingresado en Son Espases, donde quedó como detenido. La Guardia Civil accedió a las llamadas del 112 y descubrió la verdadera intención del autor del crimen.