Continúan los graves incidentes en Euskadi. El último de ellos ha sido el atentado contra la casa cuartel de Eibar, en Guipúzcoa, que se saldó con un guardia civil herido. Es la primera ocasión en la que, desde la tregua de ETA, la violencia callejera ocasiona alguna víctima, pero eso es algo que en algún momento debía suceder. No podemos esperar que los incendios y los cócteles molotov sólo alcancen siempre a los bienes materiales. Este atentado se producía en la misma noche en la que una manifestación multitudinaria, convocada por los partidos nacionalistas, reclamaba el acercamiento a Euskadi de los presos de la banda terrorista. No deja de ser contraproducente para los mismos intereses de los nacionalistas. ¿Cómo se puede reclamar nada desde la violencia y la intransigencia?
Editorial
Una imagen de barbarie
11/01/99 0:00
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