La idea de los partidos nacionalistas vascos de mancomunarse al
margen de las fronteras estatales e interestatales ha causado
sorpresa y alarma en los partidos de ámbito español y de clara
inspiración españolista. A causa de la precampaña electoral en que
se halla sumido Josep Borrell, se ha mostrado más alarmado él que
todo el PP, que sólo se ha limitado a puntualizar que lo que sea
legal lo será, y lo que no lo sea resultará nulo.
Lo cierto es que una mancomunidad de municipios para defender
intereses comunes es algo positivo y habitual. Lo que ocurre en
este caso, sin embargo, es que hay divisiones territoriales
sentadas por Ley que podrían transgredirse. El Gobierno español ha
manifestado que se opondrá por vía judicial a cualquier
transgresión y el francés ya ha anunciado que no permitirá ninguna
acción que viole su soberanía sobre el actual territorio vasco bajo
su dominio.
También el presidente de Navarra ha dejado bien claro que los
navarros están por la defensa de su territorio y de sus fueros, lo
que es una seria advertencia para aquéllos que pretenden una Euskal
Herria unida territorial y políticamente. Por lo demás, es lógico
que municipios con problemas comunes pretendan hallar soluciones
mancomunadas. Aunque todo el mundo advierte un olorcillo de
nacionalismo vasco en el proyecto.
Por supuesto que para hallar aspectos negativos en esta unión
hay que entrar en el terreno del juicio de intenciones. Es decir,
siempre mirado desde el nacionalismo español y no el vasco. Lo que
para unos es negativo, para otros es positivo. Así que el debate
entrará en terrenos de apasionamiento y de partidismo radical por
ambas partes. Lo más prudente es esperar los acontecimientos que
demostrarán cuál es la intención que se les supone: un paso hacia
la Euskal Herria unida.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.