Estuvo a punto de conseguirlo, pero el mal tiempo se lo impidió. Jopela regresó ayer a Palma tras un viaje de 23 días en el que tenía previsto escalar el monte Vinson, en la fría Antártida.
«Durante todos esos días mantuve mi vista en el horizonte, imaginándome esa Antártida de la que tanto he oído hablar y he leído en los libros. Los días fueron pasando y el tiempo no mejoraba. Algunas expediciones se retiraron y yo aguanté hasta que pude». Decepcionado y con la esperanza puesta en el próximo mes de noviembre, cuando reinicie la expedición, Jopela relata un viaje que estuvo a punto de llevarle al techo del mundo. Partió el pasado mes de enero. El día 2 abandonó Palma con el objetivo de conquistar los 4.897 metros de altura, de soportar vientos de hasta 200 kilómetros por hora y los 89 grados bajo cero.
«El último día de la expedición salí a pasear con unos amigos y subimos un pequeño cerro de 500 metros. Mis compañeros decidieron volver antes y yo bajé por otro lugar para hacer más larga la excursión. Allí comprobé cómo la gente más pobre saca o intenta sacar oro de un río, el hambre, la miseria. Ello hace que esta gente esté trabajando todo el día extrayendo piedra. Algunas veces no comen». El viaje no le permitió llegar hasta la cima, pero sí disfrutar de las bellezas de un paisaje montañoso, en el que no faltaron el hielo, los pingüinos y el frío.
Jopela volverá a cargar con su mochila e iniciará un viaje que le llevará a Santiago de Chile, Punta Arena, Australia y la Antártida.
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