Evidentemente no es el único factor a considerar, pero empieza a
estar bastante claro que no habrá paz en los Balcanes mientras un
fascista "puesto que de eso se trata" como Slobodan Milosevic
continúe teniendo mando en plaza. Lo cierto es que desde una
perspectiva sensata cuesta entender por qué la comunidad
internacional tolera la permanencia en el poder del indeseable
líder serbio.
Occidente, la Unión Europea, la OTAN, han consentido ya durante
demasiado tiempo las arbitrariedades y excesos de este auténtico
criminal de guerra. ¿Cómo puede ser posible que tras la guerra de
Bosnia se toleren hoy nuevos atropellos en Kosovo? ¿Hasta dónde
tiene que llegar la crueldad y la vileza de Milosevic para colmar
el vaso de la paciencia internacional?
Estamos hablando de un sujeto que es carne de presidio, por lo
que lo procedente sería verlo cuanto antes en el banquillo, ante un
tribunal, respondiendo de sus muchos delitos. De sus «limpiezas
étnicas», de sus constantes violaciones del derecho internacional y
de sus sistemáticos crímenes contra la Humanidad.
Ya está bien de esa denominada «presión internacional» que, como
se está demostrando, a nada conduce. Dejémonos igualmente de
acciones de castigo a cargo de las fuerzas de la OTAN. Como también
se ha podido comprobar en Irak, este tipo de estrategias resulta
muchas veces contraproducente, ya que a la larga logra únicamente
aglutinar al pueblo "cuando menos al sector más radical del mismo"
en torno al tirano. Hay que ir a por él, a por Milosevic.
No debemos dejarnos impresionar por esos vagos anuncios de una
posible concesión de autonomía para Kosovo, como se ha divulgado
días atrás. No existe motivo alguno para fiarse de Milosevic. Y
cualquier política que parta de la premisa de dar confianza a
alguien como él, está irremisiblemente condenada al fracaso. Sin
más.
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