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Ni las técnicas utilizadas ni la estética de las marjades y parets seques que se están levantando en los márgenes de la carretera Palma-Port de Sóller (C-711) en las proximidades de la ciudad de Sóller tienen nada que ver con esas peculiares construcciones tan características de la Serra de Tramuntana y que en tantas postales aparecen. De hecho, varios margers de la comarca consultados por este periódico han expresado su decepción por el modo en que se desarrollan las obras.

A diferencia de la paret seca edificada con motivo de la construcción de la carretera antigua, que se remonta al siglo pasado, las nuevas marjades se limitan a acumular piedras, conectadas entre sí a base de cemento, adosadas a un muro de hormigón, sin pulir las caras exteriores y sin guardar ningún orden. Además, la existencia de un muro posterior a la «fachada» contribuye a crear un potencial peligro por cuanto las construcciones tradicionales, en seco, permiten el paso del agua por las juntas, mientras que la pared compacta retiene el agua y, en caso de lluvias torrenciales, podría ceder, como ya ocurrió hace unos años con un marge de nueva factura que se estaba construyendo en la carretera Sóller-Deià.

Un experimentado marger solleric comentó a Ultima Hora que parte del problema radica en que los ingenieros que proyectan y dirigen las obras controlan muy bien el plano teórico pero en algunas ocasiones no se dejan aconsejar por expertos. Este sería un caso. «La pared construida en la salida de Sóller en dirección hacia Palma, a la derecha, es una vergüenza para todos los margers de Sóller», comentaba esta persona que lleva 50 años trabajando en el sector. «La estética es muy mala», indicó, agregando que «más que de dinero, el problema es que no se sabe trabajar la piedra».