En Balears, como en todas partes, hay gente que vive muy bien y
gente que vive muy mal. Entre quienes tienen una opinión a favor de
la privilegiada situación del archipiélago están personas
procedentes de otros lugares de Europa o de la Península: gente que
ha tenido que emigrar por obligación o por voluntad propia. También
están de acuerdo con las ventajas de vivir en Balears los
empresarios de las Islas y los representantes del sector turístico.
Sin embargo, no todo es bello en Balears, como denuncian las
centrales sindicales o los representantes de asociaciones que
trabajan en el mundo de la marginación. Bajo esa felicidad que
muestran los turistas en las calles de Palma se esconde una dura
realidad: altos índices de marginación, de pobreza, de
inestabilidad laboral... Como denuncian quienes trabajan en el
campo de la acción social, la Comunitat Autònoma es cada vez más
dual, más divergente, más extrema. Cada vez hay más gente que tiene
grandes fortunas en la Isla pero, a la vez, cada vez hay más
índices de pobreza y de marginación.
Tal vez como conclusión pueda decirse que Balears reúne las
condiciones climáticas y de tamaño para disfrutar de una buena
vida, pero solamente si se dispone de recursos para ello. En
Mallorca vive bien según quién.
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