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La evaluación a la que han sido sometidos los consellers y el president del Govern balear por parte de los periodistas del Grup Serra, que ayer fue publicada en las páginas de Ultima Hora , ha suscitado, como era previsible, interés y reacciones diversas. No se trataba, en modo alguno, de una encuesta de carácter científico, sino de la opinión de unos profesionales que siguen el día a día de las actuaciones de los políticos en cuestión y, por ello, conocen sus realizaciones y, también, sus omisiones.

Ningún conseller, ni el propio president, han superado el simple aprobado, y bastantes han suspendido. Habrá quienes discrepen de las notas concedidas por considerar que determinados consellers merecen mejores o peores calificaciones, según los casos. Pero no cabe duda de que los redactores que han participado en la encuesta han puntuado sin excesiva benevolencia, antes al contrario, han aplicado criterios de exigencia muy rigurosos, un rigor que es consustancial con el ejercicio del periodismo. No es suficiente con informar de las actividades de los gobernantes. Debemos ser exigentes con quienes ejercen el poder. Y esperar de ellos más esfuerzo, más inteligencia y más imaginación en la defensa del interés de todos los ciudadanos de Balears. Si no lo hacen están condenados a una nota insuficiente.

Con todo, cuando se van a cumplir los mil días del Govern Matas, estas puntuaciones tienen un valor relativo y no son, ni pretenden ser, una muestra representativa de lo que piensan los ciudadanos de Balears. Esa nota definitiva será establecida muy pronto, en el breve plazo de unos meses, cuando el 13 de junio todos acudamos a las urnas. El pueblo soberano dictaminará entonces y esa sí que será nota de examen, que en el caso del candidato Matas tendrá todo el valor de una prueba de selectividad. Si pretende gobernar deberá conseguir algo más que un aprobado.