TW
0

El currículum de María José Montiel es, sin duda, impresionante. Pese a su juventud, esta soprano se ha subido a los escenarios más prestigiosos del mundo y ha trabajado con lo mejor de lo mejor. Directores como Remartínez («estupendo»), Steinberg y Odón Alonso; orquestas como las filarmónicas de Viena, Buenos Aires y Helsinki, y obras como «Las noches de Fígaro», «Otello» y «Carmen» son sólo algunos retazos de la carrera de esta joven madrileña que ayer ofreció un concierto en la Fundació La Caixa.

De entrada, María José se confiesa una enamorada del público mallorquín, al que define como «entusiasta, estupendo y espontáneo», y también de la Isla: «La pena es que aunque he venido a Mallorca muchas veces nunca he tenido todo el tiempo que quisiera para disfrutarla. Todavía me acuerdo de la impresión que me causó la primera vez, en un viaje que hice con mis padres».

Ser ella misma, tanto en el sentido personal como en el artístico, es el objetivo de María José, que considera que «el divismo está rancio, pese a que muchos sigan montándose ese personaje de divo. Soy una persona corriente y a mí eso no me va nada. Todo lo que hago me hace mucha ilusión y me gusta trabajar para sentirme cada día mejor», aclara esta joven que tiene perfectamente asumido el esfuerzo que su carrera implica: «Es una vida muy sacrificada. Tengo que hablar poco y estar descansada y en forma, además de contrarrestar los efectos negativos de tanto viaje, cambio de horario, aire acondicionado,... Esta carrera no se puede hacer sin vocación, pero si la tienes merece la pena».