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La familia de Can Zaqueo, centro de acogida de toxicómanos excluidos, abrió su casa ayer a todos aquellos que, en esta Segona Setmana de Passió o Mort del Marginat, quieren estar cerca de los marginados de la sociedad. Como el martes en Can Gazà, el pequeño vestíbulo de Can Zaqueo acogió a numerosas personas que de forma desinteresada dedican parte de sus vidas a atender a drogadictos, prostitutas y alcohólicos.

Catalina Cunill, voluntaria de la Asociación Zaqueo, explicó que tras muchas vicisitudes el pasado mes de enero se abrió el local de la plaza de la Quartera, habilitado para que duerman 45 personas, y se mantiene el de la plaza de Mercadall como comedor.

Por su parte, Josep Bauzà i Pizà, también voluntario, manifestó su deseo de que Can Zaqueo se convierta en el respiro de los excluidos, «que todo el que venga aquí encuentre un respiro», dijo.

No faltaron las palabras del canónigo Llorenç Tous, quien expresó la esperanza de que «algún día tengamos un local mejor y voluntariado suficiente».