Ca l'Ardiaca, una cas digna. Foto: TERESA AYUGA.

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La iniciativa de la Segona Setmana de Passió i Mort del Marginat se llevó ayer al centro de Ca l'Ardiaca, gestionada por la Associació El Refugi, que acoge a unas 70 personas «sin techo». Rodeados de muchos de los excluidos que viven en Ca l'Ardiaca y de voluntarios, Gaspar Aguiló y Johnny Darder, responsable y coordinador del centro, y Antoni Garau, presidente de El Refugi, explicaron a la audiencia el «calvario» y las críticas que han tenido que sufrir desde que la asociación comenzó su andadura hasta conseguir un lugar digno como Ca l'Ardiaca, donde acude todo aquel que no tiene cabida en los centros institucionales. Aguiló dejó claro que El Refugi «no cree en la muerte del marginado, sino en su resurrección», que, considera, puede alcanzarse en Ca l'Ardiaca.

Antoni Garau destacó el hecho de que con Ca l'Ardiaca se ha logrado alcanzar un hito importante, «no depender de los demás», y anunció que gracias al apoyo del «hada madrina» de Rosa Estaràs pronto se abrirán talleres en los que se proporcionará trabajo protegido a los marginados.

Esta semana de pasión finaliza hoy con la petición de limosna en varias calles de Palma, a cargo de las Veròniques de El Refugi, y el pregón de Semana Santa en Felanitx.