La esposa del presidente del Gobierno centró su intervención en la
igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres y dejó claro
desde un principio que «está lejos de alcanzar la plena igualdad».
Antes de deternerse en la mujer española y en su habitual
compromiso con los más pobres, recordó a las mujeres del Tercer
Mundo y repasó estadísticas muy clarificadoras, como que 1.300
millones de personas viven en el mundo, en la pobreza más absoluta,
de los que más del 70 por ciento son mujeres; que cada minuto cinco
niñas son sometidas a mutilaciones genitales; que cada año mueren
medio millón de mujeres por causas relacionadas con el embarazo;
que la mujer en la India trabaja 69 horas semanales, o que la mujer
española gana entre un 20 y un 30 por ciento menos que el hombre.
«He querido dejar constancia de estos datos desgarradores para que,
los que vivimos en un mundo más avanzado, no nos olvidemos de estas
mujeres y, por ellas, persistamos en nuestras demandas de
igualdad», manifestó. Ana Botella declaró que «si la mujer ha
asumido las ventajas hasta hace poco exclusivas de los hombres,
ahora son éstos quienes deberían aprender lo que socialmente tiene
de positivo el papel de la mujer, para compartir las tareas y el
tiempo».
Manifestó que «para los hombres, compartir el cariño y la
educación de los hijos, las responsabilidades del hogar, en resumen
las cargas familiares, supone el descubrimiento de una faceta sin
duda gratificante, que tienen derecho y la obligación de
disfrutar». Para la esposa de José Mª Aznar, el reto de las mujeres
en el próximo siglo será la lucha por vencer un «machismo
subliminal, la discriminación sutil que se mantiene en el mundo
laboral donde la mujer tiene que demostrar más que el hombre para
ocupar el mismo puesto que él».
Ana Botella concluyó su conferencia entre aplausos y a
continuación fue la invitada de honor en una cena ofrecida por las
mujeres del Partido Popular, organizada en el Casino de
Mallorca.
«El gran aliado de los malos tratos es el
silencio»
Ana Botella dedicó un apartado especial en su intervención a los
malos tratos, de los cuales «la mujer es víctima la mayor parte de
las veces dentro del ámbito familiar», dijo. Declaró que «la
violencia contra las mujeres debe considerarse un ataque real a la
paz, la democracia y a toda la sociedad, porque son los niños
quienes se convierten en víctimas indirectas de los ataques a las
madres». Insistió en la necesidad de tomar medidas para acabar con
esta lacra y animó a las mujeres a recuperar su autoestima y
seguridad de que tendrá ayuda, porque dijo: «El gran aliado de los
malos tratos es el silencio».
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