El mítico canódromo de Palma, que si inauguró en el año 1933,
celebró el pasado martes sus últimas carreras y cerró ayer sus
puertas tras 66 años de actividad. Así lo aseguró ayer su actual
copropietario, Miquel Rosselló, argumentando problemas de salud.
«Después de meditarlo mucho y de pensar los pros y los contras,
he decidido cerrar las instalaciones», aseguró el propietario
mientras recordaba que sobre el terreno donde se asienta el
canódromo pesa una orden de expropiación por parte del Ajuntament
de Palma para realizar la llamada «cuña verde».
Legalmente, los propietarios (Miquel Rosselló comparte la
titularidad con sus hermanas), no pueden ni vender, ni alquilar, ni
hacer reformas en las instalaciones ya que la zona ha recibido la
calificación urbanística de espacio libre público.
«Igual la expropiación tarda unos años pero, finalmente, estos
terrenos serán de Cort. Como ciudadano entiendo que predomine el
interés general de la población sobre el mío particular, así que
tengo que ser respetuoso con las decisiones. Aunque me
perjudiquen», aseveró Rosselló.
El propietario afirma que no quiere engañar a nadie y que quiere
actuar coherentemente con la situación. Él ya no se puede hacer
cargo del canódromo por los citados problemas de salud y tampoco va
a contratar a nadie que lo dirija sabiendo que la orden de
expropiación puede llegar en cualquier momento.
Rosselló agradeció el apoyo que ha encontrado a la hora de tomar
esta decisión, tanto por parte de los siete empleados con los que
contaba actualmente el canódromo como por parte de los aficionados
y criadores que se daban cita allí para ver las carreras cada día
de la semana menos los miércoles.
En cada jornada tenían lugar un total de seis carreras, pruebas
que han ido deteriorando al mismo tiempo que descendía el número de
espectadores y aficionados.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.